El pastor se habría aprovechado de la confianza de los padres de los menores para que asistieran a las llamadas vigilias nocturnas, en las que al parecer incitaba a los infantes -de entre 8 y 10 años- a masturbarse.
Por lanacionweb.com
Por los presuntos delitos de actos lascivos, en perjuicio de al menos ocho niños, y de abuso sexual a otros dos, funcionarios de la Diep de Politáchira, en coordinación con el Ministerio Público, investigan a un pastor evangélico de 25 años de edad.
De acuerdo a la información policial suministrada, el pastor se habría aprovechado de la confianza de los padres de los menores para que asistieran a las llamadas vigilias nocturnas, en las que al parecer incitaba a los infantes -de entre 8 y 10 años- a masturbarse.
Se dijo que el pastor Sergio M., líder espiritual de niños en la iglesia “Jesucristo”, ubicada al final de la Séptima avenida, fue señalado por uno de los menores de incitarlo a masturbarse, durante las noches, cuando acudían a reunirse con él en las llamadas vigilias nocturnas.
El infante se había negado durante varios días a regresar a las reuniones en la iglesia, por lo que fue Sergio quien, mediante mensajes de texto, lo contactó para preguntarle por qué no había vuelto, si era que estaba pasando algo malo, pero el niño no respondía.
Estos mensajes fueron descubiertos por la madre del menor, quien preocupada conversó con él, terminando por confesar la situación que estaba viviendo, que el pastor, con ayuda de dos ayudantes -de unos 10 y 11 años-, les untaba a todos los niños un “aceite consagrado” en las manos, para luego conminarlos a manipular sus genitales.
Ante esta eventualidad, los padres del menor se contactaron con otros representantes, que a su vez indagaron con sus hijos sobre el mismo tema, y estos habrían confirmado la situación.
Esto llevó a que cinco padres y representantes, el martes en la tarde, formularan la denuncia ante Politáchira, y que fueran funcionarios de la Diep los que detuvieran de manera preventiva al sindicado pastor evangélico, a la espera de que fuera emitida la orden de aprehensión, una vez hallaran los elementos de convicción contundentes y necesarios para tal fin.
Esto pese a que para el miércoles, al mediodía, en la sede de Politáchira ya sumaban ocho denuncias; es decir, por otros tres niños.
En su defensa, el pastor solo habría dicho que tenía conocimiento que los niños se masturbaban por voluntad propia, pero que había callado para evitar que sus padres los castigaran; sin embargo, según las víctimas, era este quien les decía que Dios los castigaría si contaban lo que pasaba durante las denominadas vigilias nocturnas.
Un equipo médico-forense y psicólogos examinaron y entrevistaron a los niños y, aparentemente, ninguno de los ocho fue abusado sexualmente; no así los otros dos niños que fungían como ayudantes del pastor, de los que se determinó su violación.
Adicionalmente, los niños revelaron que algunos fueron llevados a un hotel, donde el pastor trabaja de manera ocasional, y hasta allí se trasladaron los funcionarios de las Diep en busca de evidencia incriminatoria.