En estos carnavales, por cierto los más tristes de la historia de Maracaibo, se siente el desgobierno que reina en nuestra nación, en el estado Zulia y por supuesto en nuestra querida ciudad. Esa situación se presenta por la falta de políticas públicas que faciliten el arraigo del maracaibero con las costumbre y tradiciones carnestolendas, lo único que presenciamos quienes habitamos en este hermoso lar, es el hampa desbordada, asociada al hambre, la desidia, la angustia de los ciudadanos, las enfermedades, en fin todas las calamidades juntas; el pan de cada día y el más alto porcentaje de migrantes jóvenes de Venezuela que sale por Maicao, frontera Colombiana, lo cual presagian a todas luces, el colapso del Zulia.
En estos carnavales, se siente la desilusión de la población, no hay alegría, sólo pesares, no hay entusiasmo, sólo angustia, rabia e impotencia, no hay “Rey momo”, ni negritas de carnaval, lo único que prevalece es la desesperanza, la desilusión, la angustia colectiva, la preocupación latente en cada corazón de los maracaiberos sin distinción de raza, credo, religión o ideologías. Hay rabia, agrio malestar, absolutamente todos los sectores, incluido los chavistas no maduristas, sufren del pesimismo al cual nos ha llevado la crisis que envuelve a todo el Estado Zulia.
En estos carnavales, los maracaiberos hemos perdido el amor hacia nuestra cotidianidad, por nuestros valores y festividades, los más grave hemos perdido el amor por la vida, no hay libertad ni de expresión ni de prensa, porque todos los medios de comunicación nacionales y regionales los tienen sometidos, oprimidos, casi desaparecidos por el régimen de Maduro y su gabinete cubano-militar de ineptos.
En estos carnavales, lo único que obtenemos son quejas, reclamos, desalientos, pobreza y entrega. El socialismo del siglo XXI es el peor de los experimentos político e ideológico que han vivido los maracaiberos el más letal, su verdadero disfraz ideológico es la corrupción, la inmediatez, la ingobernabilidad, el hambre, el atraso, la dependencia económica, la paralización de la productividad, en fin, el peor modelo político ensayado en países de América latina y el mundo.
Lo más angustiante es que tenemos unos carnavales sin Rey Momo, sin Reina, ni quién puede dar la cara como Rey de la ciudad, está escondido, no aparece, no planifica, no resuelve el drama de los maracaiberos. Un carnaval sin Rey Momo en el Zulia y en Maracaibo, representa una tragedia para la tradición, para la cotidianidad, para la calidad de vida de los ciudadanos.
En estos carnavales los Maracaiberos gritamos: “Maduro, renuncia”…
@joaquinchaparro.