Siempre hemos dicho que no podemos solos, siendo necesaria una coalición militar internacional de las potencias democráticas para finiquitar esta dictadura mafiosa chavo-madurista. Le temblaron las piernas a muchos cuando hablamos del TIAR en la Asamblea Nacional y todavía les tiembla con el artículo 187, numeral 11 constitucional. Se envalentonaban, creyendo que los Jorge Rodríguez honrarían el diálogo en República Dominicana, Noruega y Oslo. Hubo desmovilización ciudadana, objetivo negociado. Desestimulo a la protesta, jugando al terrorismo psicológico del régimen, bien planeado y realizado por expertos. Nunca quisieron dar, como no se dio, el debate parlamentario que todo el país esperaba. Significaba definir posturas y responder por los fracasos, aunque también reconocer una verdad gigantesca: solos no podemos, porque este régimen expresa un proyecto continental y extra-continental contra los principios y valores occidentales.
Venezuela es hoy un volcán de protestas. La censura impide difundirlas y conocerlas. Como nunca antes, por los más variados motivos, harta la gente, se levanta exigiendo soluciones al problema del gas, la inseguridad, la electricidad, la desasistencia médico-hospitalaria, el temor a las pandemias, etc. Duran muy poco, son protestas diarias de pocas horas, porque la policía y la Guardia Nacional llega al lugar y, de no disolverse, la disuelven llevándose detenidos a sus líderes, so pena de una desaparición forzó. Cuando las manifestaciones llegan a ciertas dimensiones, la tiranía lanza toda la caballería. Armas largas y cortas se esgrimen frente a la ciudadanía pacífica y desarmada a la que, faltando poco, le echan encima los llamados colectivos armados que impunemente matan y, además, rateros de esta cañería socialista, roban toda pertenencia personal y de trabajo. Todo esto refleja la voluntad de reprimir y matar, así de simple. Tienen una carta debajo de la manga: pasar de la guerra no convencional a la convencional, cuando se les antoje, con ayuda del terrorismo internacional y de las potencias extranjeras que lo ampara. Porque se trata de defender sus turbios negocios que los paraísos fiscales e encargan de limpiar.
Entonces, se requiere de algo más que decir ociosamente que los venezolanos enfrentaremos esto solos, como si se tratara de una banda de cuatreros que, siéndolos, han perfeccionado una maqinaria para la muerte. Por algo, la adquisición de armas y demás implementos para la guerra ha sido opoca. El país se está muriendo literalmente pero las compras de algo más que pólvora es descomunal y secreta. Nadie rinde cuenta de nada. Mientras tanto, la Fuerza Arada está destruida, maniatada, reducida a la guardia pretoriana de Miraflores en clara obediencia a los cubanos. Por elo, si no se ataja a tiempo esto, infectándolo, el fenómeno chavo-madurista se regará por tdo el continente, como ya se vio en Ecuador y en Chile. Es el momento del TIAR y del 187, 11 constitucional. Cada día se hace más tarde para implementar esa coalición militar democrática que salve a Venezuela y a América de la plagada socialista. El TIAR es na ruta pacificadora y democratizadora. De no implementarlo, después nos arrepentiremos.
Juan Pablo García es diputado a la Asamblea Nacional por el Estado Monagas