Elizabeth y su hijo de 10 años se trasladaron desde Barquisimeto a Caracas para cumplir con una cita médica en el Hospital San Juan de Dios, en la urbanización Valle Arriba. Cuando el médico vio al niño decidió que era necesario el chequeo de un nefrólogo, pero ese especialista no atendía sino hasta el día siguiente. Regresar a su casa y volver en pocas horas era casi imposible.
Por Mariana Sofía García / Crónica Uno
Testimonios similares a este se repitieron en muchas familias y originó la idea de abrir una posada de dos habitaciones en el hospital. Desde hace más de 10 años se llevó adelante el proyecto de brindarle a los familiares de los pacientes que viven en el interior del país o en sectores muy alejados de la institución un espacio gratuito donde pudieran tener una estadía de máximo tres días que les permitiera solventar las diligencias de salud.
Se trata de dar una ayuda de la forma más cómoda y tenderle la mano a nuestros pacientes”, aseguró Isabel Rojano, gerente de atención al cliente del Hospital San Juan de Dios.
Mantener en buen estado la posada necesitaba más que las ganas de hacer una buena acción social. Se requieren recursos y la educación hacia los huéspedes para preservar las instalaciones. Los bombillos se dañaron, las paredes se ensuciaron, el baño quedó fuera de servicio, los colchones se pusieron viejos, la nevera no prendió más y los utensilios de cocina se fueron perdiendo.
Para evitar un cierre definitivo de la posada que ayudó a tantas personas en los últimos años, los trabajadores del Hospital San Juan de Dios decidieron emprender una campaña de recolección de donativos a través de las redes sociales. Poco a poco les llegó un mueble, una nevera y colchones nuevos. Ahora, esperan otros insumos como productos de limpieza, bombillos, una cocina eléctrica y una máquina de coser para hacer sus propios juegos de sábanas y toallas.
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