Tres eventos aniversarios fueron muy significativos en el país después de 1958, además, de libre concurrencia. A los cumpleaños de los partidos, de Pro-Venezuela y de El Nacional, casi nadie faltaba aún sin tener interés directo en la política.
Respecto a los partidos, pasaron del modesto acto de la sede al salón de los grandes hoteles capitalinos; por cierto, un buen día, el MAS de Petkoff descubrió la importancia de una amplísima celebración aunque creo que no llegó al Caracas Hilton, pero se movió en una agencia de festejos muy cotizada como Casa Mar. Abiertas de par en par las puertas del ágape, el extraño era realmente figura pública si la prensa dejaba luego constancia de la pasantía por el cocktail.
Cuando veo por Youtube la sesión de la Asamblea Nacional de ayer miércoles, me llamó poderosamente la atención un “punto de información”: sucesivamente, dos diputados discursearon especial y exclusivamente sobre el aniversario de PJ y de UNT. Esto ocurre en una asamblea en la que, so pretexto del tiempo que debe ahorrarse, no debate materias de crucial interés para el país, como el nombramiento mismo de los altos funcionarios expeditamente decididos.
Que yo sepa, jamás hubo algo semejante en la historia parlamentaria del país, porque cualquier orador podía hacer e hizo alusiones colaterales al cumpleañero partido de adscripción, pero era impensable que se abriese un punto adicional en el Orden del Día en tributo a la fecha natal de AD URD, COPEI, PCV, CCN, etc., etc. Lo más lejos que se llegó fue con el PSUV en este siglo, al declarar en receso las actividades asamblearias porque el Innombrable o el PSUV debían apagar las velas de la torta, ya que ni a Medina Angarita se le hubiese ocurrido celebrar al PDV en los hemiciclos, como tampoco a Domingo Alberto Rangel por convencido que estuviese del MIR como el partido más arrecho de toda la historia, por encima de los Liberales Amarillos al que les sobraron los cortesanos en el siglo XIX.
Érase el aniversario de cada partido que no se confundía con las materias sobriamente tratadas por senadores y diputados y, a lo sumo, dejaban a las municipalidades las sesiones solemnes del caso para satisfacción de sus militantes. Creo que hace muy mal el G-4 al abusar de la tribuna parlamentaria, igualito como lo hizo el PSUV.
Reproducción: Tribuna Popular, Caracas, 16/01/1987. Celebración del aniversario del PCV. Lo curioso es que fue tan tolerante este país que Guillermo Morón, el último historiador positivista que hemos tenido, se acercaba y departía con los comunistas que lo adversaban