En un caldero se cocina la pasta, cuya única sazón es la sal, pues otro tipo de aliños, como ají dulce, pimentón o tomate y onoto para darle color, nunca llegan a las escuelas. Esa es la comida que por lo general reciben los niños en las instituciones educativas a través del Programa de Alimentación Escolar (PAE).
Por María B. Jordán | LA PRENSA de Lara
El menú no es variado, pues la pasta y el arroz blanco, junto a lentejas o caraotas, es el plato de los muchachos, sin ningún otro acompañante. El pollo y la carne solo llegan en ocasiones y en cantidades pequeña que no alcanzan para varios días.
Frente a la falta de rubros para aliñar y sazonar los pocos alimentos que llegan a los planteles, los docentes colaboran con lo que tienen en su casa, en otras instituciones, como la escuela Los Crepúsculos y Alberto Carnevalli, piden a los representantes llevar una cebolla o un tomate, una ramita de cilantro, una tetica de sal, tres ají dulce, o una bolsita con comino, orégano y onoto.
Luis Arroyo, presidente del Colegio de Profesores del estado Lara dijo que esto también forma parte de la destrucción de la educación porque muchos niños cuentan con esa comida para solventar el almuerzo pues en sus casas la situación económica es muy difícil, pero se encuentran con una dieta que no es balanceada y no ayuda al estudiante a mantenerse concentrado en el aula de clases.
Tal es el caso de la escuela Coronel Juan Manuel Aldao, ubicado en San Francisco, donde las madres procesadores aseguran que la pasta la tienen que servir blanca porque no llegan ni siquiera tomates para hacer una salsa.
Las frutas para preparar el jugo desaparecieron del PAE. En la escuela Ciudad Valencia, en Barrio Unión, los estudiantes deben acompañar su comida con agua.
Los docentes, miembros de sindicatos y hasta los representantes detallan que años atrás el PAE era una maravilla, pues tenían la opción de solicitar los alimentos y en el caso de aquellas instituciones educativas que no contaran con la infraestructura del comedor, les llevaba la bandeja servida.
Hoy esa historia es todo lo contrario. Carmen Huérfano, docente del liceo San Francisco Javier, en la Pedro León Torres, dijo que no les llega la comida porque no tienen comedor lo que afecta a toda la población estudiantil.
Los representantes dicen que a sus hijos no les apetece la comida del PAE porque generalmente es pasta blanca o arroz puro y que en ocasiones cuando llevan pollo la distribución no es equitativa. “Mi hijo dice que a los hijos de las cocineras les dan la mejor parte del pollo” dijo Vanesa Sánchez, represente de la escuela José Palacios de Carorita Abajo.