“La orden era eliminarlos”. El “fraude procesal” emerge de la muerte contenida tras dejar tres asesinados entre los incriminados, la exacerbación de la falsa “acción terrorista” atribuida a ellos justificaba tales desmanes y perseguía ocultar que se trataba de la destrucción de un “enemigo del pueblo venezolano, enemigo del Gobierno venezolano y enemigo de la revolución y enemigo de Hugo Chávez”, anunciada por éste en uno de sus cumpleaños.
Otoniel José Guevara, homónimo de su hijo preso, sufrió esa realidad, allanaron su residencia, lo forzaron a rendir declaración y falleció en abril de 2012 sin sus hijos policías en su lecho de muerte, pudiendo acompañarlo, el 04/11/2011 alcanzaron el tiempo necesario para optar a una forma de libertad condicional, beneficio suprimido adrede.
Otoniel José Guevara, hijo, ubicó esas circunstancias en el plano de la beligerancia creado por sus captores:
“Estoy privado de la libertad porque caí en poder de mi enemigo y fui procesado y sentenciado por la comisión de un delito que no cometí y cuya única prueba es el testimonio de personas pagadas para tal fin”.
Es el sentir de un sentenciado no por haber delinquido sino por otros motivos distintos a los legales, golpeado en su dignidad y la de su familia.
“Mi defendido a la par de servir a su país ha formado una familia decente con principios sólidos que hoy sufren la falta del pilar fundamental en su hogar. Lo que nunca imaginaron los hijos de Otoniel era que su padre, defensor de la ley, estuviera tras las rejas por un crimen que no cometió y que quienes lo llevaron allí ejercen la profesión que el siempre ostentó con orgullo.”
Esa opinión, de un abogado defensor, involucra aspectos de su trayectoria profesional expresados por un ex Disip bajo condición de anonimato:
“…dejó una huella muy positiva, en su momento dejó muy buena impresión, buen gerente, líder, consejero, no tuvo señalamientos en su contra y como empresario muy exitoso”.
En otro contexto, Lessi Marcano, que estuvo privado de libertad en El Helicoide presuntamente por predecir la muerte de Robert Serra, ponderó su erudición:
“Conocí al Comisario Otoniel Guevara, con una preparación intelectual de primera”.
Marcano, el defensor y el ex Disip esbozan un hombre excepcional, que en 1992 fue Secretario General de la Disip. “Desde esa posición, me tocó enfrentar a los sediciosos y cumplir con la defensa del sistema democrático”, testimonio de Otoniel aclaratorio de la persecución de los Guevara por los organismos de investigación desde el año 2000, sin que existieran en 2004 elementos para atribuirle legítimamente la comisión de delito alguno.
Ante ese escollo procedimental, montan en escena al falso testigo Alexis Rodolfo Peñuela Márquez, sacando provecho de sus necesidades y de una antigua relación de trabajo con Otoniel.
“Alexis Peñuela fue el que mejor realizó su trabajo en el juicio contra los Guevara. Realizó una entrevista impecable. Isaías Rodríguez estaba súper contento. Giovanni Vásquez tuvo sus inconsistencias, pero Alexis Peñuela no. Necesitaban de alguien para reforzar en contra de Rolando, para incriminar a Otoniel Guevara”.
Afirmaciones del ex fiscal Hernando Contreras Pérez. Según Otoniel, no tenía razones para mentir “sobre algo tan delicado”.
“El ex fiscal reveló que Gilberto Landaeta presionó al testigo Alexis Peñuela para que dijera que conversó con Otoniel Guevara y que éste le habría comentado “hay que ponerle un tumbarancho” a Danilo Anderson”.
Revelación de Contreras en entrevista exclusiva concedida a la periodista de Globovisión, María Angélica Correa, en la que fue esclarecedor respecto a la ejecución de “un fraude procesal al manipularse testimonios y actas”, enfatizando:
“…el testigo Peñuela debía asegurarse de que Otoniel Guevara no saliera de prisión, que ese testimonio, ahora presuntamente falso, era la única prueba en su contra”.
En este contexto, el Comisario Otoniel se ha mantenido firme en su apreciación del caso:
“En nuestra contra nunca existió prueba que nos relacionará con el hecho, todo fue absolutamente fabricado, el Ministerio Público creyó que con actas que señalaran llamadas anónimas, un cruce de llamadas entre hermanos, primos y socios, que jamás determinaron que se conversaba en esas llamadas y un croquis supuestamente encontrado en las instalaciones de la oficina, ya tenían un caso.
Rolando, el hermano de Otoniel, igualmente ha sostenido: “las actas policiales suscritas por el funcionario Luis Revilla donde dice que recibió llamada telefónica anónima incriminando a Otoniel y Rolando eran falsas ya que la defensa tenía una copia de dicho registro… (Otoniel) solo aparece mencionado en una llamada telefónica anónima FALSA, lo cual es inadmisible constitucionalmente y por los testigos arrepentidos Vásquez y Peñuela”.
Es el mismo Alexis Peñuela que confirmó en diciembre de 2010 los alegatos de Otoniel y Rolando, asegurando temer por su vida, ese día llegó muy angustiado a la sede de Últimas Noticias, en línea con lo reseñado por el periodista Eligio Rojas:
“…para denunciar las circunstancias que rodearon una entrevista que concedió a Globovisión en diciembre de 2009… en donde acusa directamente a Jesse Chacón e Isaías Rodríguez de haber comprado testimonios para poder condenar a los primos Guevara como autores materiales del crimen contra Danilo Anderson”.
Hablando de contradicciones, arrepentimientos y retractaciones, no podemos dejar pasar por alto a Giovanni Vásquez refiriendo en el 2008 que el fiscal Gilberto Landaeta le habría confiado que José Vicente Rangel era el “autor intelectual del asesinato”, tampoco olvidemos que Rangel podría ser “el personero de alto nivel del Gobierno” que Isaías Rodríguez indicó lo estaría presionando para que desviara la investigación, maquinación que en opinión de Johan Peña, Comisario de la Disip igualmente incriminado en este caso, “da como resultado que de una investigación policial, pasaríamos a una pesadilla política”.
Los deslices de los protagonistas del montaje del fraude procesal contra los Guevara son elocuentes, nos colocan ante una falsa puesta a descubierto por sus propios autores, algunos no se fueron de la lengua, como José Vicente Rangel, sin embargo, existiendo signos inequívocos de su participación en la trama era de esperar el revuelo avivado por familiares de Anderson, poniendo en tela de juicio la credibilidad del gobierno venezolano dentro y fuera del país en relación al caso.
La participación de Jean-Guy Allard -periodista canadiense radicado en Cuba, procubano, fidelista- en el reforzamiento de la noción de culpabilidad de los Guevara ante la opinión pública internacional esgrimiendo la tesis de “un complot internacional”, formó parte de esfuerzo realizado en el marco de una estrategia diseñada para reflotar dicha credibilidad y refleja el tutelaje de los cubanos también en este fraude procesal, elemento de incidencia perniciosa en el encarcelamiento indefinido de los Guevara.