Los pacientes renales son unos de los que más han sufrido los problemas de la emergencia humanitaria compleja y la crisis de salud por la falta de insumos médicos y la ausencia de mantenimiento de las máquinas. El tratamiento de hemodiálisis crónica es fundamental para mantenerlos con vida y ahora es mucho más complicado completarlo en plena cuarentena por el Covid-19.
Por José Rivas / correodelcaroni.com
Las medidas que regulan aún más el suministro de combustible, el cierre temporal de las vías que conectan a Puerto Ordaz con San Félix y la paralización del transporte local y nacional ha empeorado de manera más dramática la situación de estos pacientes.
Las terapias de hemodiálisis crónicas son esenciales para eliminar el exceso de líquidos en el cuerpo y las sustancias tóxicas en la sangre como la urea y la creatinina, además ayuda al control de la presión arterial.
Pero a pesar de su gran importancia, en Puerto Ordaz no han tenido ni siquiera la suficiente capacidad para atender a cada uno de los pacientes. Oscar Núñez tiene 35 años y es paciente renal, pero por la falta de capacidad en los centros de la ciudad para su tratamiento ha tenido que viajar al menos tres días a la semana al Hospital de Tórax en el Ruiz y Páez de Ciudad Bolívar. Allí es donde puede ser atendido, antes de la pandemia lograba trasladarse en las unidades de Transbolívar que tenían precios módicos para él, pero estos con la cuarentena paralizaron sus servicios.
Núñez luego de esto empezó a usar los autobuses privados que aún trabajaban en la terminal de pasajeros de Puerto Ordaz para trasladarse por 100 mil bolívares en efectivo por viaje, alrededor de 400 mil bolívares ida y vuelta contando el boleto de su madre. 1 millón 200 por semana entre los dos. “El costo era insostenible”, comentó.
Sin embargo, esta otra alternativa por costosa que fuera también se paralizó, las terminales fueron cerradas y ahora se le dificulta en mayor forma su traslado. Tuvo que reactivar un vehículo propio, pero ahora le preocupa quedarse accidentado en medio de la vía al no tenerlo en las condiciones óptimas para esos largos trayectos.
Núñez ha intentado ser atendido aquí, sin embargo, el argumento es que no hay suficientes cupos ni materiales para incluirlo entre los pacientes. Solicita que se garantice el traslado para poder cumplir con su tratamiento de hemodiálisis. “Le he escrito al alcalde, a varias personas, pero nadie me ha dado respuesta, cómo voy hacer en mi caso”, señaló. Él y su madre exigen que se habilite una unidad de hemodiálisis en el Hospital Uyapar.
Limitadas las hemodiálisis
Adriana Pulido, nefróloga del Hospital Dr. Raúl Leoni en San Félix, comentó que aunque los cinco pacientes que atienden en la unidad de diálisis no manifestaron inconvenientes, el personal de enfermería que atiende en esa área si ha presentado quejas debido a que el transporte que habilitaron por la cuarentena no cubre todas las rutas. “A algunas personas se le hace un poco difícil llegar a las paradas por donde pasa”, comentó.
Indicó que en estos momentos no tienen cupo al tener tan solo 5 de 6 máquinas operativas, de las cuales, dos de ellas se usan como apoyo para dos pacientes del estado Delta Amacuro.
José Estaba, hijo de un paciente renal que es atendido en la Unidad de Nefrología (Uninef) en Puerto Ordaz, comentó que hasta ahora el centro se ha mantenido gracias al esfuerzo de las personas que trabajan allí, sin embargo, por la alta demanda de pacientes y las máquinas que se han ido deteriorando, tuvieron que reducir las terapias de hemodiálisis de tres a dos veces por semana.
Los problemas con el suministro de gasolina y la restricción del paso entre Puerto Ordaz y San Félix han afectado a las personas que viven del otro lado del puente. Hasta ahora no han tenido ayuda alguna de parte del Estado para el traslado de los pacientes que necesitan del tratamiento sin tantos inconvenientes.
“Imagínate alguien con un sistema inmunológico deprimido que tenga que salir ajuro y tomar un transporte público”, señaló. De acuerdo con Estaba todos llegan bajo sus propios medios, pero esta situación en particular podría generar mayores problemas en los pacientes que ya de por sí están en un estado de salud complicado.
Salvoconductos ineficientes
Una de las 28 personas que se atienden en la Unidad de Diálisis Jesús de Nazareno y que prefirió mantener bajo anonimato su identidad, comentó que ha tenido que minimizar el uso de la gasolina para priorizarla en su tratamiento ya que suministrar gasolina se ha vuelto cuestión de suerte. De acuerdo con el declarante, algunos pacientes han podido abastecerse pero otros no cuentan con la misma fortuna, a pesar de incluso tener los informes médicos donde se consta su condición.
Señaló que también el personal de enfermería ha tenido grandes inconvenientes para llegar al centro de hemodiálisis al vivir en San Félix. Además de la ausencia de transporte público, en las alcabalas hay exigencias para evitar el paso de las personas que no pertenecen al sector salud. “En los puentes los efectivos de seguridad están exigiendo que sea un solo transporte para trasladarse a todos”, indicó.
Aunque consiguieron a un chofer para el traslado de todas las enfermeras en un mismo vehículo, para el día lunes no pudieron surtir de combustible el carro donde se trasladan para aplicar los tratamientos.
La nefróloga Nidia Pernalete alertó que estas hemodiálisis sustituyen la función de los riñones pero no de manera completa, dado que este órgano debería trabajar todos los días y las sesiones son tan solo tres veces por semana, por lo que ve peligroso la disminución de estas sesiones sea por las razones que sea. “Sin diálisis la enfermedad renal crónica progresa y finalmente va a conducir a la muerte”, cerró.
En Bolívar, tanto pacientes renales como médicos en general han presentado inconvenientes para su traslado a los centros de salud a pesar de considerarse prioritarios en la cuarentena aplicada por el Ejecutivo nacional. Las medidas de regulación del combustible han sido contraproducentes y problemáticas para este sector salud, vital en medio de la pandemia.