Aquel año 1968 hubo otros dos relevantes eventos que hacen méritos para que se les califique de “históricos”. Uno fue la invasión del Imperio Soviético con sus colonias del Pacto de Varsovia a otra colonia, Checoslovaquia. 170.000 soldados y 4.600 tanques arrasaron con lo que se llamó “la Primavera de Praga”. A este acontecimiento bien se le podría llamar “El Agosto Checo del 68”.
El otro evento es el objeto de este artículo, lo llamamos “El Marzo Cubano del 68”. Pero antes de detallarlo, es necesario desviarnos para resumir algo demasiado importante que hay que establecer como marco para que no quede duda sobre lo que en verdad significa “La Construcción del Socialismo”.
Según Marx (Prólogo a la Contribución a la Crítica de la Economía Política de 1859) el Socialismo es un nuevo Modo de Producción basado en la propiedad colectiva de los medios de producción que sustituirá al Modo de Producción Capitalista –lo llama “moderno burgués”- fundamentado en la propiedad privada de las empresas. Según Marx tal sustitución podría predecirse “con la exactitud propia de las ciencias naturales”, es una ley de la historia. Ese evento ocurriría porque las obsoletas relaciones de producción burguesas “obstaculizan” el desarrollo tecnológico, lo que Marx llama “Fuerzas Productivas”.
Es decir, para Marx el advenimiento del socialismo sucedería como un hecho natural parecido a la lluvia o a los terremotos, sin que hubiese participación de la acción humana. La frase “Construcción del Socialismo” Marx la consideraría absurda, falsa, contraria a su “Socialismo Científico”. Entonces, era lógico que pensara que el primer país socialista sería Alemania o Inglaterra porque eran los países de más avanzadas fuerzas productivas para la época.
En contra del razonamiento determinista de Marx, en todos los países donde se estableció el socialismo en el siglo XX, empezando por Rusia en 1917, se hizo por la acción de los hombres, por la voluntad humana. Lo que en la realidad ha ocurrido es la “Construcción del Socialismo” (regímenes totalitarios que han extirpado democracia y propiedad privada) realizada luego de la toma del poder por un partido comunista (Unión Soviética, China) un líder (Fidel, Pol Pot) o los países fueron sovietizados a la fuerza por el ejército rojo (toda Europa Oriental). Dejemos en claro que toma del poder no es otra cosa, diría Agnes Heller, que la captura del Poder Ejecutivo que es el único poder de un régimen totalitario.
Ahora podemos retornar a Cuba y entender lo que ocurrió a partir del 13 de marzo de 1968. En aquella fecha, Fidel Castro pronunció su famoso discurso donde anunció que el país entraba a una nueva etapa que llamó “Ofensiva Revolucionaria”. (http://www.cuba.cu/gobierno/discursos/1968/esp/f130368e.html).
En su alocución, el Comandante en Jefe comunicó a dirigentes del Partido Comunista, de los CDR, líderes estudiantiles, sindicales y de la Federación de Mujeres, que había llegado: “el momento de emprender a fondo una poderosa Ofensiva Revolucionaria”
El objetivo de dicha “Ofensiva” era culminar la Construcción del Socialismo en Cuba. Para ello, dijo: “el capitalismo hay que arrancarlo de raíz”.
La Vía Cubana al Socialismo que el dictador tenía en mente reprodujo aquélla seguida por Lenin en Rusia 50 años atrás:
“De todas maneras hay que decir con toda claridad, hay que decir que no tendrán porvenir en este país ni el comercio, ni el trabajo por cuenta propia, ni la industria privada, ni nada”
Lo que se proponía, entonces, era extirpar toda la pequeña propiedad comercial que quedaba en la isla, puesto que a las grandes y medianas empresas ya las había expropiado. Confiscaría todos los pequeños negocios urbanos y los pasaría a propiedad estatal, con lo cual lograba trocar a los comerciantes en empleados del Estado -o suyos que era lo mismo, o en desempleados, personas sin oficio dependientes de las dádivas del Estado. En la realidad, la mayoría de esos negocios desaparecieron.
Para desacreditar el oficio de los pequeños comerciantes -y expropiarlos, Castro calificó la actividad comercial como improductiva y parasitaria. Diría:
“Subsiste todavía una verdadera nata de privilegiados, que medra del trabajo de los demás y vive considerablemente mejor que los demás, viendo trabajar a los demás. Holgazanes que montan un timbiriche, un negocito cualquiera, para ganar 50 pesos todos los días…mucha gente se preguntara qué clase de revolución es esta que permite semejante clase de parásitos”.
Fidel Castro justificó la guillotina que aplicaría a los pequeños negocios, basándose en unas supuestas encuestas de los CDR sobre los pequeños negocios en general y los bares de La Habana. Dio detalles de los resultados para justificar su decisión como dueño de Cuba. La expresó con la siguiente frase:
“¡Señores, no se hizo una Revolución aquí para establecer el derecho al comercio! ¿Cuándo acabarán de entender que esta es la Revolución de los socialistas, que esta es la Revolución de los comunistas?
Así, para acabar con “privilegiados”, “parásitos” y “holgazanes”, aquel 13 de marzo de 1968 Castro arremetió contra las pequeñas empresas comerciales privadas, hasta expropiarlas a todas:
“55.636 pequeños negocios, muchos operados por una o dos personas. Entre ellos 11.878 comercios de víveres (bodegas), 3.130 carnicerías, 3.198 bares, 8.101 establecimientos de comida (restaurantes, friterías, cafeterías, etc.), 6.653 lavanderías, 3.643 barberías, 1.188 reparadoras de calzado, 4.544 talleres de mecánica automotriz, 1.598 artesanías y 3.345 carpinterías”
http://www.cubaencuentro.com/cuba/articulos/la-ofensiva-revolucionaria-de-1968-44-anos-despues-275328. Véase también CLARK, Juan (1992). Cuba: Mito y Realidad, Saeta Ediciones, Cap. 14, pags 253-254
De esta manera Fidel culminó la “Construcción del Socialismo” en Cuba. Visto retrospectivamente, “El Marzo Cubano del 68” ejecutado por Fidel Castro representó el despegue definitivo del trágico viaje, sin boleto de retorno, que llevaría al pueblo cubano hacia el totalitarismo socialista, hacia el infierno de miseria y esclavitud en el que ha vivido por 60 años.