Lo que algunos califican como un golpe de timón de la administración de Donald Trump en sus planes por deponer el régimen de Maduro, no es más que una operación de la justicia independiente de EE.UU., un producto refinado de una investigación de 10 años. También se ha especulado mucho sobre la similitud de la situación venezolana y la de Panamá en la etapa de Noriega. Es cierto que estamos en otros tiempos, y las invasiones lucen como hechos del pasado; pero es llamativo que el mismo abogado que llevó la batuta jurídica del caso Panamá hoy sea quien lidere las acusaciones a los jerarcas venezolanos.
Por: Alejandro Hernández – La Gran Aldea
Hasta el jueves 26 de marzo del 2020, a la opinión pública venezolana poco le importaban las decisiones del secretario de Justicia de los Estados Unidos, William Barr. Pero la acusación que levantó este Fiscal General en materia de narcoterrorismo contra Nicolás Maduro y otros 13 funcionarios ligados a su régimen, ha cambiado diametralmente esta situación. Barr le ofreció 15 millones de dólares a quien contribuya con la captura del sucesor de Hugo Chávez porque, en palabras del máximo representante de la justicia estadounidense, Maduro buscó “inundar de cocaína los EE.UU.” y, para ello, se alió con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC).
Lo que algunos califican como un golpe de timón de la administración de Donald Trump en sus planes por deponer el régimen de Maduro, no es más que una operación de la justicia independiente de EE.UU., un producto refinado de una investigación de 10 años. A la cabeza de este sistema de justicia está William Pelham Barr, el Fiscal General, quien tiene un extenso historial dentro de la inteligencia, el derecho y la aplicación extraterritorial de las leyes norteamericanas.
Con información de La Gran Aldea