El nuevo coronavirus empezó a expandirse por Nueva York en febrero, antes de que comenzaran las pruebas de detección generalizadas, y las cepas identificadas por el momento a nivel local llegaron desde Europa, indicó una científica este miércoles.
Adriana Heguy, una genetista de la NYU Grossman School of Medicine que lideró esa investigación, explicó a la AFP que entender la cadena de contagio del virus ayudará a los dirigentes a realizar mejores intervenciones sociales en el futuro.
“Es muy interesante ver que, de momento, la mayoría parece proceder de Europa, y creo que eso se debe en parte al hecho de que los esfuerzos se centraron en detener los viajes desde China”, dijo.
Los hallazgos de la investigación pueden explicar la avalancha de casos de una misteriosa neumonía que los médicos de Nueva York trataron antes de que comenzara una ola de test de detección de la COVID-19 en la ciudad, añadió Heguy.
La científica y su equipo determinaron las secuencias virales de 75 muestras tomadas en las fosas nasales de pacientes de los hospitales Tisch, NYU Winthrop y NYU Langone de Brooklyn.
Todos los organismos acaban mutando con el tiempo, pero los virus ARN como el nuevo coronavirus introduce errores en cada ciclo de su reproducción.
Por eso el virus de la gripe es tan distinto de una temporada a otra y necesita nuevas vacunas.
Aunque el coronavirus no parece mutar tan rapidamente como la gripe, hay bastantes cambios para que los científicos rastreen su origen.
Para hacer eso, los científicos neoyorquinos introdujeron las muestras que tomaron en una base de datos gestionada por la Global Initiative on Sharing All Influenza Data, un proyecto en el que investigadores de todo el mundo comparten datos sobre enfermedades como la COVID-19.
El primer paciente que estudiaron no había viajado al extranjero, por lo que fue contagiado por alguien de su comunidad.
“Por los cambios específicos que sufrió su virus, podemos decir con un alto grado de probabilidad que llegó de Inglaterra”, dijo Heguy.
Además del interés científico en entender las cadenas de contagio, podría haber aplicaciones clínicas como resultado de la recogida de más datos.
Por ejemplo, los científicos podrían aprender si determinadas cepas provocan formas más o menos graves de la enfermedad y eso podría permitir tratamientos adaptados al tipo de cepa.
El equipo está en la primera etapa de su proyecto pero espera secuenciar pronto cerca de 200 muestras por semana, con el objetivo de proporcionar miles de genomas útiles para la investigación sobre el coronavirus.
AFP