Tal noticia me conmovió como todos los casos de desapariciones forzadas a los cuales los venezolanos ya nos tienen acostumbrados porque en Venezuela el mayor delito es pensar diferente a quienes tienen el poder. Seguí su caso de cerca, así me enteré que el 3 de abril fue presentada ante el Tribunal y al día siguiente fue oficialmente privada de libertad.
Junto con los padres de Maury siempre han estado sus familiares, amigos, vecinos, abogados y defensores activos apoyando su caso porque es una mujer trabajadora, entregada a su hogar, católica, perteneciente a la Legión del Nazareno de Santa Rosalía en el centro de Caracas, catequista de niños y ante todo inocente. Una mujer que no ha debido ser detenida y menos llevada a la cárcel.
Maury vive con sus padres y se dedica a cuidarlos porque su mamá sufre de artrosis. Realiza muchas actividades comunitarias y colabora con diferentes fundaciones dedicada a los niños y a la salud de la mujer.
Maury es contadora pública y trabajó en el Consejo de Baruta, donde conoció a Luis Somaza, actual director de Atención al Ciudadano de la Asamblea Nacional, y de quien fue asistente por 2 años aproximadamente. Durante ese tiempo se ganó el respeto y cariño de su jefe al demostrar que era una mujer de principios y valores inquebrantables por lo que su relación laboral pasó al plano de amistad. Así, a pesar de que siempre se mantuvo al margen de la política y nunca quiso pertenecer a ningún partido se convirtió en la persona de confianza de Somaza.
Cuando el DGCIM llegó a su casa no tenía orden de allanamiento y ni sabían su nombre, por eso hoy me uno al dolor de una familia que ha podido ser la mía y al de una mujer inocente que he podido ser yo.
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