Solo un pequeño grupo de religiosos celebró este domingo la misa de Pascua en la iglesia del Santo Sepulcro de Jerusalén, cerrada al público por primera vez en más de un siglo a causa de la pandemia del nuevo coronavirus.
Los curas llegaron a la iglesia bajo la mirada de policías israelíes y de varios periodistas instalados en el patrio interior, donde se oían las campanas de este iglesia construida en el lugar donde, según la tradición, Jesucristo fue enterrado tras su crucifixión.
“Pascua es un momento para [celebrar] la vida. A pesar de la muerte que se ve por todas partes, la vida permanecerá mientras alguien dé la vida por amor a los demás”, dijo el arzobispo católico Pierbattista Pizzaballa antes de entrar en la iglesia.
En el patio interior, algunos fieles rezaban, uno de ellos llevando una toga blanca. En un edificio cercano al Santo Sepulcro, en el corazón de la Ciudad Vieja de Jerusalén, un grupo de judíos también rezaba.
La Ciudad Vieja, normalmente llena de gente, estaba vacía este domingo, con los comercios cerrados, una imagen muy distinta de que suele tener en Pascua.
Está zona está administrada por Israel desde su anexión en 1967.
Frente a la pandemia de nuevo coronavirus, el gobierno israelí aplicó varias medidas de confinamiento, como el cierre de los lugares de culto y la prohibición de alejarse más de cien metros de su casa excepto para ir a trabajar, al supermercado, al hospital o a la farmacia.
Israel registró hasta el momento más de 10.700 casos de personas contaminadas, con 101 fallecidos. Por su parte las autoridades palestinas hablaron de más de 250 casos, incluyendo dos fallecidos. AFP