La fiesta por las bodas de oro de un matrimonio en la unidad de cuidados intensivos fue un homenaje de los médicos a esa generación de padres y abuelos que se nos están yendo. Eran los jóvenes de los años 50 y 60. Los que hicieron el milagro económico y las protestas estudiantiles que cambiaron para mejor la sociedad. Hoy mueren solos en asilos de ancianos, en hospitales o en sus casas, sin recibir el último saludo y la última caricia de un familiar. Parecen viejos de un pasado remoto, reducidos a un número en una infinita estadística de muertos. Pero ellos hicieron la historia, construyeron riqueza y nos dieron valores e ideales. No son viejos para tirar o encerrarlos en féretros y almacenarlos en morgues. Cada uno tiene un mundo de afectos y son la parte mejor de nosotros. Los médicos y el personal sanitario dan pruebas constantes del reconocimiento a esa generación. El último ejemplo nos llega de Fermo, un municipio de 37.000 habitantes de la región de las Marcas. Sandra y Giancarlo son una pareja como otras, pero su historia es única. Los dos se encuentran hospitalizados a causa del coronavirus en la unidad de cuidados intensivos en el hospital Murri. Los médicos y enfermeros les organizaron una fiesta para celebrar sus bodas de oro, llenando la UCI de amor y humanidad: «Hemos llorado todos», dijo la decena de médicos que los atienden, haciendo con sus manos signo del corazón. La historia entrañable la cuentan diversos medios italianos.
Por Ángel Gómez Fuentes / abc.es
Organización de la fiesta
Sandra y Giancarlo siempre se han amado, juntos se enfrentaron incluso a la página más dramática de su historia. Ella de 71 años, él 73. El coronavirus los contagió a ambos. Su historia conmovió a los médicos y enfermeras que los cuidaron, en medio de las enormes dificultades que en estos días afrontan: lograron mantenerlos cerca, para tranquilizarlos y que estuvieron más serenos. Roberta Ferretti, la enfermera de reanimación, descubrió que su 50 aniversario de boda les había llevado a la pareja en la UCI: «Sandra –dijo la enfermera Ferretti- lloró mucho pero no por ella misma, estaba preocupada por su esposo. Él me contó cuánto la amaba todavía, después de tantos años. Cuando descubrí que era su aniversario me conmovió, pensé que debían absolutamente celebrarlo».
Roberta organizó una pequeña fiesta, solo diez minutos, pero el tiempo suficiente para generar gran emoción. Se llevó de su casa dos corazones de chocolate y el número 50 de cera que aún conservaba del cumpleaños de su marido. «Sobre una pequeña tarta pusimos el 50, la vela apagada porque obviamente no se puede encender una llama cerca del oxígeno. Pusimos la música de la marcha nupcial, ellos tenían las camas juntas y se cogieron las manos, con la poca fuerza que aún tenían. Fue un momento increíble, bellísimo, son esos minutos los que nos pagan los sacrificios de estos días». Roberta Ferretti cuenta aún con emoción el momento que se vivió en la UCI: «Ella se mocionó, él repetía cuánto la amaba; se nos puso un nudo en la garganta y comenzamos también nosotros a llorar; era inevitable. En el aire se sentía el perfume del amor que cada uno persigue durante toda la vida», declara la enfermera.
Un milagro, pronto en casa
La jefa de la UCI, Luisanna Cola, compartió la emoción de Roberta y de todo el equipo: «No tengo méritos salvo el de empujar a mis colaboradores a ver siempre a la persona al lado del paciente y a usar la identidad y la biografía como apoyo a la cura. A veces surge el milagro, como en este caso».
Los hijos de la pareja recibieron las fotos de la celebración, agradeciendo con emoción el gesto de médicos y enfermeros: «Nos han hecho un regalo fantástico. Nuestros padres nacieron para estar juntos, una pareja a la antigua usanza, de esas que ya casi no existen».
Hoy Sandra y Giancarlo están casi al final de la pesadilla, sufrieron mucho pero salieron de la reanimación y pronto podrán volver a casa juntos: «Realmente espero que la gente continúe en casa», subraya Roberta, «en estos días de fiesta que tienes que celebrar de nuevo, por respeto a todo el trabajo realizado, el sufrimiento de todos los enfermos, de nosotros que trabajamos y trabajamos en condiciones extremas. No quiero tener personas enfermas en quince días porque no puedes renunciar al lunes de Pascua a la parrilla, no es serio, no lo merecemos».