Un equipo de científicos descubrió un exoplaneta, que anteriormente había sido pasado por alto, con un tamaño y temperatura similares a los de la Tierra. Los investigadores realizaron el hallazgo tras volver a analizar datos del telescopio espacial Kepler de la NASA, informó esta semana la agencia espacial en un comunicado.
Al examinar antiguas observaciones de ese telescopio, que ya se encuentra fuera de servicio, los especialistas se dieron cuenta de que el objeto espacial había sido anteriormente catalogado de forma errónea por un algoritmo informático.
El planeta, bautizado como Kepler-1649c, se encuentra a unos 300 años luz de distancia. Su tamaño es 1,06 veces el de nuestro planeta y recibe de su estrella, una enana roja, el 75 % de la energía que recibe la Tierra de nuestro Sol. Esto significa que la temperatura del exoplaneta puede ser similar a la de la Tierra. Además, orbita en la zona habitable de su estrella, área en la cual un planeta rocoso puede contener agua en estado líquido.
“Este mundo intrigante y distante nos da una esperanza aún mayor de que una segunda Tierra se encuentre entre las estrellas, esperando a ser encontrada”, señaló Thomas Zurbuchen, administrador asociado de la Dirección de Misiones Científicas de la NASA.
Interés astrobiológico
Según los científicos, aún hay mucho que se desconoce sobre Kepler-1649c, incluida su atmósfera, que podría afectar a la temperatura. Aunque los planetas rocosos que orbitan enanas rojas son de particular interés astrobiológico, los investigadores sostienen que es necesario recopilar más información sobre este planeta para determinar si es prometedor para la vida.
Un factor que puede resultar algo desalentador es el hecho que los brotes estelares emitidos por las enanas rojas pueden convertir el ambiente de los planetas en un desafío para cualquier vida potencial.
“Mientras más datos obtenemos, más signos vemos que apuntan a la noción de que los exoplanetas potencialmente habitables y del tamaño de la Tierra son comunes alrededor de este tipo de estrellas”, concluyó Andrew Vanderburg, autor principal del estudio, publicado en la revista The Astrophysical Journal Letters.
Debido a que los astrónomos saben que los algoritmos informáticos pueden cometer errores, varios investigadores trabajan en busca de falsos positivos del telescopio Kepler para asegurarse que no se hayan dejado pasar por alto potenciales descubrimientos de exoplanetas.