Los habitantes de la frontera , cada día se la ingenian para sortear las constantes fallas de los servicios básicos, en medio de la cuarentena. A 31 días de la medida anunciada por el Gobierno nacional para evitar la propagación del Covid-19, la ciudadanía debe interrumpir constantemente su confinamiento para buscar alternativas.
Por Jonathan Maldonado / lanacionweb.com
“No hay gas, no hay luz, no hay nada”, dijo la señora Luz Marina, de 63 años, en el barrio 5 de Julio en San Antonio del Táchira, mientras cargaba un tronco que, en muchas ocasiones, daba la sensación de que la iba a derrumbar.
La dama lamentó el escenario que se vive en medio del confinamiento. “Toda la mañana estuvimos sin luz. Hasta ahorita fue que la pusieron”, describió indignada frente a lo que considera una indolencia por parte de las autoridades de Corpoelec. “En la noche, vuelven y la quitan”, recalcó.
Su única opción, para poder cocinar, es ir a la montaña y cargar con los troncos. “Uno lo que hace es un arrocito; hay pocos alimentos”, prosiguió quien espera que las autoridades se acuerden de los más desprotegidos en un momento donde no hay entrada de dinero.
Según Luz Marina, desde enero no le llega gas a su casa. “Enero, febrero, marzo y abril. Cuatro meses aquí sin gas. Y mire, cargando leña”, remató para reiterar que el Clap no se ha asomado a su comunidad.
El agua sigue sin aparecer en muchas comunidades
La incertidumbre para los residentes de la frontera se acrecienta ante la frecuente escasez de agua potable. Hay comunidades en las que el vital líquido no sale de los grifos desde hacía ya dos meses.
En la parroquia El Palotal, por ejemplo, los ciudadanos de la parte alta, llevan más de un mes sin el servicio. “Estamos en cuarentena y mire cómo nos toca bregar para conseguir el agua”, lamentó Domingo Garnica, habitante de la zona.
Garnica, para bajar a buscar el vital líquido, usa una carreta. Allí monta las pimpinas que va llenando. “Tenemos más de un mes sin agua”, recalcó el caballero mientras alistaba el elemento de transporte para regresar a su hogar”.
Este peregrinaje es común verlo en el municipio Bolívar. Pese a que las autoridades municipales han dispuesto de camiones cisterna para llevar agua a las zonas más altas, el plan se ha quedado pequeño ante la escasez.