Así como en mis años mozos me encantaba la ciencia-ficción –y todavía me encanta-, después de viejo me fascina la política-ficción. Ambas hacen de alguna manera realidad las cosas que presentan. Es el ejercicio del concepto de la “profecía autocumplida”, siendo algo que termina por realizarse porque lo deseas. Aquellos con la suficiente edad recordarán como en los 60s todas las series de ciencia-ficción presentaban las llamadas telefónicas con video incorporado como de uso normal en un momento donde apenas las redes telefónicas pasaban los teléfonos de disco a tonos en los países desarrollados. En Venezuela solo teníamos teléfonos de disco. Ahora las videollamadas portátiles son de uso corriente como en la serie de dibujos animados futurista “Los Supersónicos” (“The Jetsons”) y “Viaje a las Estrellas” (“Star Trek”), incluso hasta mejores porque son gratuitas.
Recordé que fue de la extraordinaria película de política-ficción del 2002, “La suma de todos los miedos” (“The Sum of All Fears”), protagonizada por Morgan Freeman y Ben Affleck, la frase “Ten cuidado de lo que dices, las palabras tienen el hábito de convertirse en política”. 18 años después, los Estados Unidos aun temen y se han preparado para evitar la explosión de una bomba nuclear de origen terrorista en su territorio, como lo expone muy bien la película como una posibilidad cierta, lo que sería el inicio de una guerra atómica de impredecibles consecuencias.
Es por eso que todo lo que se expresa, se escribe y se debate en las redes sociales, que es el nuevo marco de la información nacional y mundial, terminarán tarde o temprano convirtiéndose en política, tal y como se convirtieron en realidad las videollamadas telefónicas y otras tantas maravillas que ha descrito la ciencia-ficción.
En Venezuela no hemos comenzado siquiera a debatir como quisiéramos que fuera nuestro futuro político, más allá de de los lugares comunes que da una clase política absolutamente devaluada y de sus nuevos protagonistas, que han aprendido todas las malas costumbres de sus mentores que todavía viven de la política venezolana, para desgracia de todos nosotros.
En la alborada de un nuevo amanecer político del país, que con el favor de Dios Todopoderoso deberá estar muy cercano, a partir del primer día posterior a la salida de quienes han conducido la desgracia de Venezuela, lo que vemos en nuestro inmediato futuro es a quienes estuvieron asociados con el régimen (y cuidado si no los mismos delincuentes disfrazados y mezclados con quienes se dicen opositores). Eso es lo que lamentablemente veo en nuestro futuro inmediato. Nada hasta ahora me dice que no será así, independientemente de quien termine siendo el que desplace a Nicolás Maduro Moros del poder, ya sea de afuera o de adentro.
Y no es muy difícil pronosticar que el G4 tomará control de la próxima transición, con factores de la política tradicional poniendo a personas en ese gobierno completamente alineadas con las estrategias de poder de los principales partidos. Suena obvio, ¿verdad? Y también lógico. Ninguno de los partidos que controlan la oposición oficial querrá quedarse fuera de lo que pase luego de la salida de Maduro. Pero ¿y cómo quedamos nosotros? Me refiero a la sociedad civil que reclama cambios sustanciales. Para las grandes mayorías, a la oposición oficial le bastará con restituir la comodidad de un país que existía previo al desastre de Chávez en 1998. Y muchos considerarían eso “suficiente” dado el impresionante estado de destrucción alcanzado durante estos últimos 20 años. Y “sería bastante” dirían muchos de ellos. Pero sería un engaño nuevo de una gravedad extrema porque Venezuela y el mundo han cambiado en todos estos años de destrucción interna masiva.
Para comenzar ¿de dónde saldrían los reales para intentar volver al “status quo” de 1998, sin la industria petrolera –en Recursos Humanos, organización y equipos- que teníamos en ese año y los mercados internacionales que se perdieron por esa destrucción? Ese jarrón chino se rompió irremediablemente. La antigua dirigencia política de la oposición oficial –y digo antigua porque toda lo es – nos intentará vender un plan de gobierno para administrar un edificio completamente destruido. Eso es como si lo que te ofrecieran, después de la destrucción de tu vivienda por un terremoto brutal, es un plan para vivir indefinidamente en carpas con aire acondicionado sin levantar un dedo para construir una nueva. O peor aún, que te ofrezcan construir la misma vivienda sin los cambios mínimos en su arquitectura para prevenir que sea destruida por un nuevo terremoto en el futuro, sin darte la oportunidad para soñar como sería la nueva, porque al fin y al cabo tienes que hacerla otra vez.
Pues bien, a partir de hoy comienzo a soñar mi nueva vivienda porque la que tengo está completamente destruida. Y no voy a permitir que quienes se hagan con el poder después de Maduro lo eviten tratando de volver a un pasado que nunca ocurrirá, ya bien sea por intereses, por corrupción, por ignorancia en el manejo de los asuntos públicos, o por simple falta de amor por Venezuela. Voy a soñar con las videollamadas de los años 60s porque ese es el futuro que quiero. Y como las palabras tienen el hábito de convertirse en política, someto a la discusión pública algunos temas de importancia fundamental que a mi juicio deberían hacerse realidad y marcar el país donde vivirían las nuevas generaciones. Debemos discutir el Gran Cambio que NECESITA EL PAIS en la ventana de oportunidad que se abre con la transición de Venezuela después esta tragedia.
Y por ejemplo, ¿de cuáles cambios mínimos estoy hablando? ¿Cómo sería la arquitectura de esa nueva casa donde viviríamos? Describiré por encima solo algunas de las habitaciones (puntos de referencia) a ver si a ustedes les gusta la maqueta. Posteriormente podríamos ver el detalle de cada una:
-La representación del pueblo debe controlar el Poder Ejecutivo. No se puede seguir tolerando que cualquier Presidente de la República que venga haga lo que le venga en gana con los venezolanos y la Hacienda Pública. Ningún Presidente puede crear o eliminar Ministerios ni manejar presupuestos a su antojo, ni sacarnos de Acuerdos internacionales sin el consentimiento de la representación del pueblo. Su poder debe ser reducido, despiezado y entregado a los Municipios y Estados estableciéndose un nuevo Pacto Federal;
-Se debe restablecer la representación de los Estados en el Parlamento. Esto es restituir el Senado de la República y darle pleno control de los ascensos de las Fuerzas Armadas y la aprobación final de las leyes. Eso no puede seguir en manos de ningún Presidente de la República;
-Los Municipios y los Estados deben tener la capacidad económica y política para dar la calidad de vida que demandan sus ciudadanos. El poder debe acercarse lo más posible a los ciudadanos y esto solo es posible invirtiendo la pirámide del poder. Hay que establecer a la brevedad las autonomías de los Estados y Municipios, para que los ciudadanos tomen el control de su destino en cada rincón de Venezuela;
-Los Estados deben replantear cuantos Municipios deben tener de acuerdo a su realidad poblacional, comenzando por convertir las Parroquias actuales en Municipios. No se puede seguir viviendo con una realidad ciudadana de 335 Municipios en todo el país y esperar buenos servicios públicos. Caracas debe tener alrededor de 30 Municipios para ser bien administrada adecuadamente en todos sus servicios;
-Hay que repensar a fondo la industria petrolera y nuevos términos para el reparto de la renta, que sean completamente distintos a los actuales. La industria debe ser de Energía y cada Estado debe controlar a todo nivel sus propios recursos, incluyendo los petroleros y mineros, estableciendo sus aportes a un fondo federal. Si tiene más aportara mas al Pacto Federal;
-Toda tierra deberá tener dueño. No podrá existir un solo metro de terreno en Venezuela “propiedad del Estado”, salvo aquellos decretados como de áreas de conservación natural y no serían “propiedad del Estado” sino de todos los venezolanos, producto de leyes de protección ambiental;
-Se requiere de un cambio URGENTE de los criterios de la representación ciudadana en el Parlamento. Los Diputados deben ser reales representantes de sus Estados, no de los partidos en los que militan. Que la representación de los Estados en el Parlamento salga de las Asambleas Legislativas y se roten durante todo el periodo legislativo. Debemos quebrar la dictadura de los partidos sobre nuestros representantes populares. Los partidos solo tendrían opción de cargos de representación popular para puestos de Diputados, Gobernadores y Presidentes de la Republica. Las Alcaldes y Concejales serian exclusivamente del ámbito de la Sociedad Civil;
-Al rehacer el papel de los Estados y Municipios, debe como consecuencia desaparecer la decimonónica figura del Situado Constitucional porque cada Estado deberá aportar, no que le aporten, a un fondo federal que sostenga servicios comunes a toda la República como las Fuerzas Armadas o Policía de Investigación de rango federal (que podría ser el CICPC);
-La Educación, la Justicia, la Salud y las policías deben estar al nivel de los Estados y Municipios, con lineamientos nacionales comunes. El agua y la electricidad deben ser servicios controlados y garantizados localmente;
-La Justicia deberá ser federada y cada Estado sostener y contar con una última instancia federal, una Corte Suprema de Justicia, con un sistema de independencia de jueces al punto de pensar que sean de carácter indefinido (de por vida) hasta que demuestren que no lo merecen, a través de controles estrictos de anticorrupción; y un sistema de carrera judicial tan cerrado y estricto como el de los militares. Sería la única manera de garantizarnos una justicia que nos llegue a todos por igual.
Estas son algunas de las habitaciones de la nueva casa que quiero para mi país. No están todas y algunas de ellas son solo ideas que deben discutirse y mejorarse en ese repensar del país. “Tenemos que REPENSAR A VENEZUELA. Tenemos que REINVENTAR LA DEMOCRACIA. Tenemos que REFUNDAR EL PAIS” como dice nuestro comunicado de ANCO del 28 de Marzo de 2020, el Gran Cambio (http://ancoficial.blogspot.com/2020/03/comunicado-anco-todos-los-venezolanos.html).
¿Han ustedes visto algún factor político en Venezuela hablando de estos temas trascendentales que incidirían sobre nuestras vidas en un futuro, en esta hora trágica cuando todos estamos en el medio del campo llorando porque nuestra casa está destruida? No, ¿verdad?
Se nos abre una oportunidad única AHORA QUE TODO LO DESTRUYERON para proyectar una nueva casa para las generaciones futuras. Si no la dibujamos, describimos, y menos aun discutimos, nunca será realidad. Si no se hubiesen presentado las videollamadas a la gente en los años 60s no las tendríamos hoy. Es muy posible que yo no vea esos cambios pero tal vez si mi nieta, y todas los nietas y nietos de Venezuela, que espero que para ese momento vivan en este hermosísimo país que sigo considerando el mejor del mundo. Por eso, y solamente por eso, vale la pena seguir trabajando tercamente para ese cambio expresado en esas palabras se convierta en una realidad política…
Caracas, 17 de Abril de 2020
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