Claramente, una moneda tiene dos caras y cada individuo decide cuál cara ver, pues no se pueden observar ambas a la vez, si fuese posible nos daríamos cuenta que la “cara” y el “sello” son totalmente diferentes.
A propósito de lo anterior, desde el comienzo de la “cuarentena social” por motivo de la pandemia por COVID-19 en Venezuela, el gobierno ilegítimo se ha dado a la tarea de ofrecer “avances informativos” con respecto a la situación del país, no solo dando los datos estadísticos (bastante dudosos), sino alardeando sobre cómo las medidas que han tomado han sido las más efectivas a nivel mundial, insistiendo en que a pesar del “bloqueo económico” por parte de Estados Unidos, se ha podido combatir el virus satisfactoriamente.
El señor Nicolás Maduro, de manera continua, sigue forjando con bases sólidas su cinismo para promover el odio y el conformismo entre sus seguidores, quienes aplauden fervientemente cada ocurrencia que vocifera.
No obstante, para más humillación, el gabinete ilegítimo se jacta de asegurar que el sistema de salud venezolano es el mejor de Latinoamérica y como tal, el personal de salud está equipado para proteger su integridad y salud. Como para muestra un botón, me tomaré el tiempo de relatar la valiente hazaña del “protector del Estado Mérida” (cargo inconstitucional) Sr. Jehyson Guzman, quien se presentó al Hospital centinela del Estado, el Instituto Autónomo Hospital Universitario de los Andes (IAHULA), con el mejor equipo de protección (traje desechable, gafas, protector facial con respirador, mascarilla médica, guantes) para uso propio, que utilizó para abordar a los Médicos del Instituto, quienes lo recibieron con su mono quirúrgico, doble tapaboca desechable y guantes de látex (seguramente adquiridos por medios económicos propios o por donación), quedando, el “protector”, sujeto a las críticas de miles de ciudadanos indignados; ciudadanos y sociedad que vivimos en constante decadencia, sobre todo los del interior del país, por ser sometidos a jornadas de más de 12 horas diarias sin electricidad eléctrica, sin gas doméstico y sin combustible para los automóviles, pues este último, se ha convertido en negocio clandestino para los Guardias Nacionales, quienes cobran absurdas cantidades en divisas para obtenerlas.
Queda en evidencia, que el país maravilla que el gobierno ilegítimo trata vender a la comunidad internacional, no es más que otro intento de disfrazar la catástrofe que han alimentado por más de 20 años. Lo digo yo, una ciudadana común que se tomó el tiempo de ver y juzgar las dos caras de la moneda.