Desde su apartamento en el piso 44 de un condominio con vista a la Bahía de Biscayne, Scott Ziegler vio dos peces raros que nadaban juntos. Eran de color marrón claro, con afilados dientes, y nadaban tranquilamente junto al rompeolas que queda cerca del Parque Margaret Pace.
Por: El Nuevo Herald
Ziegler buscó su teléfono celular para filmarlos, aunque no pensó mucho en lo que estaba viendo, ya que con frecuencia ve manatíes, tortugas y otros animales marinos desde su balcón. Lo que Ziegler no sabía era que estaba siendo testigo de algo extraordinario: un par de peces sierra. Nadie sabe realmente cuántos quedan, y verlos en la transitada Bahía de Biscayne es algo sumamente extraño.
“Cuando supe qué tipo de peces eran, no podía creer la suerte que tuve”, dijo Ziegler.
Lo que ocurrió en Edgewater, no lejos del downtown de Miami, es solo un ejemplo del sur de la Florida de las narraciones que están llenado las redes sociales desde hace semanas, y que justamente tiene una resonancia particular por el 50 aniversario del Día de la Tierra: que debido a los cierres por el coronavirus y al distanciamiento social, la naturaleza está tomando un respiro de la incesante actividad humana y de la contaminación y está floreciendo.
La evidencia es principalmente anecdótica, pero muchos científicos están de acuerdo en que a corto plazo podría haber beneficios para algunos animales silvestres y ecosistemas.
En el sur de la Florida, por ejemplo, el cierre de la marinas ha reducido drásticamente el tráfico marino por la costa, y en muchos canales de la región, lo que ha hecho que algunas especies como el pez sierra, una criatura parecida al tiburón que en realidad es una mantarraya, se puedan ver con facilidad, y quizás puedan desplazarse hacia nuevas áreas.
“Probablemente es una combinación de una mejorada claridad del agua y menos problemas lo que está haciendo que los peces naden tan cerca de la orilla y se puedan ver con más claridad”, dijo Neil Hammerschlag, científico experto en tiburones y profesor asociado de la Escuela de Ciencias Marinas y Atmosféricas Rosenstiel, de la Universidad de Miami (UM). “Me sorprendí mucho cuando vi las imágenes. Con ellas se demuestra que la conservación está teniendo un impacto, de lo contrario los peces no estarían por la bahía”.
En un mundo que ha sido cerrado temporalmente, por todas partes surgen docenas de reportes de animales silvestres que se están comportando de una forma asombrosa, algo que les da pruebas a activistas del medio ambiente y del clima que llevan tiempo diciendo que si la humanidad le da una mano a la naturaleza, ésta puede recuperarse y prosperar.
Se han escuchado noticias de leones durmiendo una siesta en una carretera de Sudáfrica en un parque nacional. De cabras de montaña corriendo por el centro de una ciudad de Gales, y pastando felizmente en el jardín de una iglesia. De una manada de 50 elefantes cruzando una transitada carretera en Tailandia. Y de osos pandas copulando en un zoológico de Hong Kong después de 13 años juntos sin tener sexo, aprovechando la privacidad que, quizás, tanto necesitaban.
Venecia
Sin embargo, hay también mucho de ilusión colectiva y relatos fantásticos: cisnes y delfines que de repente se han visto en Venecia con sus siempre transitados canales ahora desiertos y las aguas que se han vuelto limpias durante la cuarentena. Pero la noticia no era verdadera: ya los cisnes vivían en los canales de Burano, una isla cercana, y las imágenes de los delfines eran, en realidad de Cerdeña, según la revista National Geographic.
Criaturas en Nueva York
El extremismo ambiental también ha provocado otras reacciones: a principios de abril, se pudo leer en muchas redes sociales el siguiente mensaje: “La Tierra se está curando, el virus somos nosotros”. El exagerado optimismo del público llevó a la burla.
“Como hay menos contaminación, ¡ahora puedo ver a Australia desde Kathmandu!”, alguien escribió en un tuit.
Entre los memes hay uno donde se ve al monstruo Loch Ness nadando en lagos de India, y en otro con delfines de colores en el Río Hudson.
Sin embargo, para algunos, los avistamientos de vida silvestre, sobre todo en lugares muy urbanizados como Venecia, son imágenes de aliento y no hacen sino señalar los impactos que tienen los humanos en los paisajes que nos rodean. Muchos científicos y ambientalistas esperan que la pandemia se convierta en un punto de inflexión, y evidencia cómo la protección del hábitat y un cambio a un tipo de energía más limpia, que produzca menos contaminación, podría reducir el cambio climático y mejorar la calidad del aire y del agua.
Delfines
Nada menos que el papa Francisco se hizo eco de las observaciones, cuando a principios de este mes sugirió que el novel coronavirus tal vez sea una de las respuestas de la naturaleza a la forma en que la sociedad ha tratado a la Tierra y cómo la humanidad está ignorando las consecuencias de los cambios climáticos.
De igual modo, hay profundas razones humanas de que el alivio que tiene la Tierra es algo reconfortante, dijo John Sterman, profesor de la Escuela de Administración Sloan, de la MIT: dolor por lo que le hemos causado a la naturaleza y a nosotros mismos. La gente espera que, no importa el daño que hayamos hecho, la naturaleza es lo suficientemente poderosa como para recuperarse, dijo Sterman.
“La pandemia ha provocado tanta ansiedad, dolor y muerte que estamos de luto incluso sin saberlo”, dijo Sterman. Y en cierto sentido, las personas también equivalen un ambiente saludable con una economía próspera, agregó.
Los cierres también han hecho que más personas contemplen a la naturaleza con más detenimiento, ayudadas por menos ruido y menos contaminación, incluso en sus propias barriadas.
Es por eso que muchos están hablando en las redes sociales sobre las mariposas monarcas y cebras que ven volando por un sinfín de lugares de Miami, y que en estos días de aislamiento escuchar a los pájaros cantar más. En la mayor parte de los casos, es una cuestión de percepción.
Las mariposas tal vez se ven más porque están en un ciclo activo de reproducción, y hay más, pero no hay nada excepcional en ello, dijo Martin Feather, director de la exhibición de mariposas del Jardín Botánico Tropical Fairchild.
Aunque solo el tiempo y las investigaciones a largo plazo podrán decirlo, hay algunas especies icónicas de la Florida que podrían beneficiarse de tener menos presión en sus hábitats.
La pantera de la Florida, por ejemplo, podría beneficiarse de la gran reducción del tráfico en las carreteras. Los choques con vehículos es la principal causa de muerte de esta especie en peligro de extinción. Se estima que solo hay entre 120 y 230 panteras adultas vivas, de acuerdo con la Comisión de Pesca y Conservación de Vida Silvestre de la Florida (FWC). Sin embargo, siguen siendo atropelladas por automóviles, y hasta ahora se han reportado 10 panteras muertas, la última el 8 de marzo.
“Tendría sentido pensar que con las órdenes de quedarse en la casa, habrían menos panteras atropelladas, pero no hemos tenido tiempo para hacer un reporte basándonos en las estadísticas”, dijo Elizabeth Fleming, de la organización Defensores de la Vida Silvestre.
Otros, en cambio, piensan que la cuarentena y los cierres podrían tener algunos efectos negativos, ya que sin la supervisión de los humanos y sin los trabajos de conservación en las costas de la Florida, algunas colonias de aves se quedan sin protección y se convierten en presas fáciles para depredadores, dijo Marianne Korosy, directora de conservación de pájaros de la organización Audubon Florida.
En el sur de la Florida, los recientes avistamientos de los dos peces sierra en la Bahía de Biscayne posiblemente le dé nuevos ímpetus a los trabajos de conservación ambiental y a las normas y pautas para mejorar la calidad del agua. Los científicos llevan tiempo pidiendo más protecciones para la bahía y toda su biodiversidad; la presencia de peces raros allí es la mejor evidencia de que las labores de protección funcionan.
Es un buen momento para detenerse y reflexionar sobre cómo los humanos podemos aprender a compartir mejor el lugar donde vivimos con estas increíbles criaturas, dijo Hammerschlag.