Cuando Wilmar Castro Soteldo, el compañero de armas de Chávez el 4F y varias veces ministro, coqueteó en público con la idea de conformar un empresariado a la medida de la revolución, dos de sus colaboradores más cercanos sabían exactamente de qué hablaba. Yomana Koteich y Pedro Khalil pasaron de ser funcionarios públicos a prolíficos empresarios que han contratado con el Estado venezolano -solapando a veces una cosa con la otra- gracias a la cercanía, bendición e influencia del ex teniente coronel nacido en los Llanos, también como Chávez.
Por ISABEL GUERRERO / armando.info
Hace un par de años, cuando Wilmar Castro Soteldo citó al escritor venezolano Orlando Araujo en la edición 99 de su programa de TV Cultivando Patria, sorprendió a la audiencia con la idea de construir una “burguesía revolucionaria”. Proclive a la mezcla de conceptos contradictorios, como hacía constantemente el propio Hugo Chávez, el ministro vivió una epifanía tras leer el libro Venezuela Violenta, escrito medio siglo atrás, y decidió apostar a la construcción y defensa de una élite económica -al más puro estilo capitalista-, pero perfumada de socialismo: “Una burguesía transformadora que alcance los estadios de liberación económica”.
Militar que alcanzó el grado de teniente coronel de la Fuerza Aérea y participante del intento de golpe de Estado protagonizado por Chávez en 1992, Castro Soteldo fue desde la génesis revolucionaria uno de los hombres de confianza del comandante.
Siempre cerca del poder y, todavía así, desde el bajo perfil, con el paso de los años Castro Soteldo ha ganado peso propio en su personal círculo de influencia, que comprende sobre todo las áreas del turismo y de los agronegocios. Ocupó diversos cargos, carteras ministeriales entre ellos, y sin mucha ostentación se consagró como uno de los mayorales de la autodenominada Revolución Bolivariana, no como un gran movilizador político -el carisma no es su fuerte, como ocurre con otros de los comandantes originarios de la logia chavista- pero sí como un operador económico.
Ahora mismo bajo la administración de Nicolás Maduro, como ministro de Producción Agrícola y Tierras, evalúa y reparte las numerosas e ineficientes propiedades de todo lo que confiscó y nacionalizó durante años la Revolución Bolivariana.
Evidencia de su poder es que ya está en capacidad de ungir a sus patrocinados para que acaparen los contratos de una o varias categorías de negocios. Es el caso de dos figuras, ambas con apellidos árabes, que le flanquearon por algún tiempo como funcionarios de la administración pública y hoy alzan vuelo como empresarios de éxito.
Se trata de Yomana Koteich Khatib y Pedro José Khalil Pereira. Una dupla que ha acompañado a Castro Soteldo en los negocios y el poder y que, conforma, ya por mérito propio, un talismán de prosperidad, como una herradura.
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