Era el año 1995 y Michael Schumacher se había subido por segunda vez en su carrera a la cima del podio final del campeonato de la Fórmula 1. El alemán, que llevaba apenas un puñado de temporadas en la máxima categoría del automovilismo mundial, demostraba que lo de 1994 con Benetton no había sido casualidad y que el mundo estaba ante una estrella del deporte automotor. Fue entonces cuando dio el salto hacia Ferrari, una escudería de renombre pero que atravesaba momentos difíciles, ya que no sumaba estrellas desde finales de la década del 70.
“Sabía que Michael quería ir a Ferrari. Para mí, todos los pilotos de Fórmula 1 quieren correr con Ferrari. Cuando me lo dijo, no me sorprendió”, admitió Flavio Briatore, director de Benetton en ese momento, en diálogo con el podcast de la F1 Beyond the Grid.
Pero Schumi se arriesgó en aquella decisión. Porque tras firmar con la escudería roja estuvo cuatro años sin sumar trofeos, aunque luego alzaría cinco consecutivos, entre 2000 y 2004. Aquel traspaso tuvo un motivo especial, más allá de lo que significaba formar parte de Ferrar y fue el directivo quien más de 25 años de aquel cambio de volante, lo contó.
“Habíamos ganado dos campeonatos muy rápido. Le resultaba demasiado fácil con Benetton, quería el reto con Ferrari. Y también hay que tener en cuenta el dinero: el salario que le ofrecía Ferrari era imposible de igualar para mí”. La salida del piloto alemán fue muy dura para Benetton, que hasta su venta a Renault apenas ganó un Gran Premio, por lo que sus únicos dos títulos de la historia los consiguió Schumacher.
“Si Michael se hubiera quedado en Benetton, habríamos ganado dos títulos más. Le dije: ‘Michael, eres joven, y ya eres rico’. Corramos dos años más, ganemos dos títulos más, y luego ya ve a Ferrari como cuádruple campeón y no como doble”, contó Briatore, quien no pudo convencer al piloto con el que siguió manteniendo una gran amistad: “Mantuvimos una buena relación. Cuando ganó su primer título con Ferrari, fui el primero en felicitarlo. Por supuesto, Ferrari fichó a algunas personas de Benetton, eso es normal. Ross (Brawn), Rory (Byrne)… pero ellos tardaron cinco años en ganar su primer campeonato”, recordó.
El alemán de 51 años sufrió un accidente el 29 de diciembre de 2013 mientras esquiaba en Los Alpes junto a su familia que lo dejó en coma y actualmente se encuentra en su hogar en Gland, Suiza. Allí, pasa los días en una mansión a orillas del Lago Geneva que fue reconstruida para mantener con vida al múltiple campeón de mundo. Poco se sabe de su estado de salud, ya que sus seres queridos han decidido prohibir que se conozca cualquier dato sobre cómo está actualmente el hombre que más títulos de la Fórmula 1 ha ganado en la historia.