La decadencia del capital político rojo se centra en su esencia en la caracterización del tipo de liderazgo que práctica el presidente Maduro, un liderazgo que no transmite el mismo grado de respeto que generaba el extinto Comandante en sus seguidores, seguramente el elector chavista fue solidario de manera automática con la solicitud que hizo en su momento el fallecido mandatario a sus bases para que le dieran su respaldo incondicional a Nicolás, sin embargo, ese sentimiento de compromiso pareciera que se desconecta cada día. Hasta ahora Maduro ha demostrado sagacidad, sin tener madera de líder político, solo se proclama “el hijo de Chávez” para mantener “secuestrado” parte de un capital político chavista.
Para la mayoría de los venezolanos la situación actual del país debería apuntar a la renuncia del primer mandatario nacional, a través de mecanismos constitucionales e iniciar un cambio de gobierno y de sistema político, el modelo económico del Socialismo de Siglo XXI se agotó… fracaso según los diversos indicadores económicos y sociales. A dos años de la reelección de Maduro, se acentuó el hambre, inflación, la corrupción, no hay gasolina, cierre de industrias y empresas, desabastecimiento y escasez de viene y servicios, crisis humanitaria… vivimos tiempos de “no hay”.
En medio de toda una complejidad emerge con fuerza la crisis en lo económico, política y social, Maduro dice estar enfocado en la pandemia, sigue con un nivel significativo de sordidez que solo complica la dinámica de un país que desea salir de su aguda crisis. En nuestra última investigación – diagnóstico telefónico – que tiene fecha de 1 al 15 de Abril 2020, se observa la acelerada pérdida del capital político por el que atraviesa el proyecto revolucionario, muchos Chavistas están migrando al bloque nini, únicamente quedan siendo solidario con la gestión del presidente Nicolás los considerados “Maduristas”.
Es indiscutible, el Chavismo como proyecto ideológico está transitando por momentos muy duros y se jugará su hegemonía en los próximos meses. La gestión de Maduro está llena de fisuras, son 20 años en el poder central. No obstante, hay que enfatizar que Nicolás y su gobierno han sorteado muchas tormentas político y social, en medio de una situación económica desastrosa, con una inflación sin precedentes en la historia de Venezuela.
En síntesis, en los resultados de nuestros estudios de opinión pública telefónicos, las personas entrevistadas exteriorizan que el deterioro económico y social como los mayores problemas que más le afectan, un 90,1% considera de grave, y solo un 8,8% asegura que no lo es. También, se refleja la creciente desesperanza sobre la situación general del país y un desamor al proyecto del socialismo del siglo XXI por parte de muchos revolucionarios.
No ha sido fácil para Maduro tomar cualquier tipo de medidas económicas por el crecimiento cuantitativo de la oposición a su gobierno, hace dos años fue reelecto presidente con apenas el 51% de los sufragios, mientras algunos opositores se negaron a reconocer los resultados de esos comicios nacionales tras denunciar irregularidades de evento presidencial, se inicia la crisis de legitimidad y turbulencias política.
Se revela que en estos tiempos los revolucionarios caen en dudas y en su propia reflexión, tal vez hasta final. Fueron 19 años con una polarización extrema, donde el chavista no migraba de preferencia tan fácilmente, ahora hasta algunos piensan y expresan seriamente en un cambio de presidente ya.
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