Cuestionando los modelos vigentes sobre su formación, la Luna emite iones de carbono propio en toda su superficie, según revelan datos del orbitador lunar japonés Kaguya.
“Nuestras estimaciones demuestran que el carbono indígena existe en toda la Luna, lo que respalda la hipótesis de una Luna que contiene carbono, donde el carbono se incrustó en su formación y/o fue transportado hace miles de millones de años”, argumenta el equipo investigador, de la Universidad de Osaka, en un artículo publicado en Science Advances.
Algunas áreas, como las grandes llanuras basálticas, emiten más iones de carbono que otras regiones, como las tierras altas. Estas llanuras están hechas de material más joven y, como tal, emiten más carbono porque han estado expuestas al espacio durante un período de tiempo más corto, dice el autor principal Shoichiro Yokota. Las regiones más antiguas han estado expuestas a más meteorización espacial, por lo que ya han perdido gran parte de su carbono.
Los investigadores compararon las emisiones de carbono de la Luna con las estimaciones del carbono suministrado por dos fuentes externas: el viento solar y las colisiones con micrometeoroides, y descubrieron que no coincidían. “La emisión es un poco mayor que el suministro desde el espacio exterior”, dice Yokota, por lo que el equipo cree que la Luna tiene su propio suministro de carbono.
El hallazgo sugiere que contiene carbono volátil, que estaba incrustado cuando se formó o adquirió miles de millones de años atrás. Los compuestos volátiles tienen puntos de ebullición bajos y generalmente están presentes en la corteza o atmósfera de los cuerpos planetarios, pero se pensaba que escaseaban en el astro.
El análisis de las rocas lunares traídas por los astronautas en las misiones Apolo había sugerido previamente que el carbono y otros elementos volátiles solo estuvieron presentes en la Luna en su pasado.
Esta falta de volátiles es crucial para la hipótesis generalizada de que la luna se formó como resultado de un impacto gigante entre una Tierra joven y un cuerpo del tamaño de Marte, lo que resulta en altas temperaturas que habrían evaporado los volátiles.
Pero el descubrimiento de que el carbono volátil todavía está presente en la Luna sugiere que hubo temperaturas más suaves cuando se formó. “Esperamos un tipo de modificación del modelo de nacimiento lunar”, dice Yokota, citado por New Scientist.