Voy a tomarme, inicialmente, la libertad de relatar lo que ocurre tras toda videocámara de los interrogatorios, del SEBIN, el CICPC, el DGCIM.
¡Cámara! ¡Acción! Comienza la farsa.
– Y ahora ¿Por qué, no nos cuentas, para el canal de “todos los venezolanos” cuánto te pagaron, Iván Duque, Bolsonaro, Piñera y el mismísimo, Mr. Donald J.Trump, por asesinar al camarada Maduro?
– ¡Caramba señor, no conozco a ningún, Duque, Bolsonaro, Piñera. Menos, aún, al tal Trump!
– ¡Cooorten! ¿Conque no los conoces? ¿Ah? ¡Detective Mogollón, dele su buena paliza al ciudadano, pa’ refrescarle la memoria! Y si no se le refresca, aplíquele “La Bolsita”.
La aberración, siempre ha estado ahí, aunque cada una con sus respectivos matices. El testimonio arrancado mediante tormento o, en su defecto, cualquier miserable que se preste a aseverar lo falso o negar lo verdadero, a cambio del “tíramealgo”. El “testigo estrella”, que manaba credibilidad de solo mirar los ojos de aquel Fiscal General coludido, no ha sido el primero, ni será el último. Hasta que tengamos gobierno decente, a medias, aunque sea.
Y ya que hemos formado idea somera, de lo que ocurre tras esas videocámaras, corresponde comentar lo que lo que miramos frente a éllas y aquí llegamos a donde no quisiéramos haber llegado: A las videograbaciones de las supuestas autoinculpaciones de dos sedicentes norteamericanos, Luke Denman y Airan Berry, coprotagonistas de la “Operación Gedeón”, al timón de barca muy precaria, en medio de las embravecidas olas de ruta marítima de más de mil kilómetros, Río Hacha, Colombia-Macuto, Venezuela.
¿Fueron torturados los susodichos “invasores” antes de las tomas de sus videograbaciones? o ¿Untadas, sus billeteras con dólares proveídos por la RoboLución, para incriminar y asesinar, a quienes le vino en gana?
La Constitución “Bolivariana”, esa butifarra jurídica, ni siquiera escrita por venezolanos sino por dos granujas de, Valencia, España; el Código Orgánico Procesal Penal; la normativa, en general, internacional sobre la materia, exigen que las diligencias en fase de investigación penal, han de ser reservadas. Que quien se entere de su contenido en razón de su arte u oficio sea sancionado si las hace públicas (Cabello y Rodríguez Gómez, divulgaron los videos de Denman and Berry y a cambio, obtuvieron palmaditas sobre sus retaguardias). Que las declaraciones de todo imputado, han de rendirse en presencia de su defensor judicial y de un fiscal del Ministerio Público, previa advertencia del derecho ciudadano a no incriminarse a sí mismo. Pero ¡al Demonio! los enfermos y con los principios universales aplicables a las confesiones judiciales.
Por otra parte, la Convención de Viena, sobre Relaciones Consulares, CVRC, (1963), exige en los funcionarios de tal servicio exterior, la obligación de establecer contacto, “lo más pronto posible”, con todo connacional, arrestado, detenido o preso, dentro de su jurisdicción consular. La idea es protegerlo, asistirlo en la “organización” de su defensa (Cfr. artículo 27 literal “c” de la CVRC y regla, 28 § 50.5 del Código Federal de EE UU).
La Corte Internacional de Justicia, (RF de Alemania v. USA, caso LaGrand y México v. USA, caso, Avena) en dos de sus sentencias más señeras, dictaminó que el desacato al derecho a la “asistencia consular” fulmina ad initio, toda investigación o proceso penal por quebrantar derechos humanos del enjuiciado. Hasta donde sabemos, la Confederación Helvética o Suiza, representante desde abril de 2019, por la ruptura de relaciones, de los intereses y de los ciudadanos de EE UU en Venezuela, no ha sido notificada, de los encarcelamientos de los susodichos, Denman y Berry por lo que mal ha podido intervenir para asistir a estos últimos.
¿Aspiraba, el desgobierno de Maduro, con la “Operación Gedeón”, desprestigiar en el ámbito internacional a Guaidó, incluidos, los anhelos libertarios venezolanos? ¿Buscaba armar “caso” contra EE UU, ante la ONU para inhibirlo en su apoyo a la restauración de nuestra democracia? Si esas eran sus pretensiones, ha debido guardar las formas, al menos. No naufragar como naufragó en la chapuza.
De confirmarse la ciudadanía norteamericana de, Denman and Berry, los atropellos en que se han visto envueltos – cualquiera que ellos sean- se sumarían al secuestro, en Venezuela (más de dos años, presos, sin derecho a juicio es eso, un secuestro) de los también norteamericanos, Tomeu Vadell, Luis Zambrano, Alirio Zambrano, Jorge Toledo, Gustavo Cárdenas y José Pereira, exejecutivos de Citgo. Por menos, en materia de protección de sus nacionales, EE UU invadió, República Dominicana (1965) Grenada (1983), Panamá (1989), Somalia (2012). Para no hacer recuentos más detallados.
@omarestacio