2- Por supuesto que hay miedo –como en toda Venezuela- por la saña represiva del régimen. El brazo más criminal del régimen, con los escuadrones de la muerte del DGCIM, el SEBIN, el FAES y los sicarios que les pertenecen, han demostrado que son capaces de torturar con deleite y de asesinar de frente, a gente rendida y algunos amarrados. Tamara Sujú es una valiente y perseverante activista que les lleva la cuenta al detalle. Ella estará en el Nuremberg venezolano.
3- También ha habido infiltración. En la medida en que las conspiraciones han crecido y nuevos oficiales se adscriben, el régimen procede a infiltrar mediante la simulación de descontento y llegan hasta las cúpulas de esos intentos. A lo que se agrega el pavoroso uso de los sistemas electrónicos, sobre todo rusos, manejados por éstos y cubanos, que tienen hasta los ritmos cardiacos de los enemigos a quienes siguen. En esta materia la escuela de contrainsurgencia cubana es muy eficiente.
4- También concurre la falta de recursos. De lo que se conoce, las conspiraciones han tenido elementos de rusticidad insólitos: las lanchas, los uniformes, el armamento,… Cuando ha existido poder de fuego comprometido, las operaciones han sido debeladas.
5- Esos intentos parecieran carecer de una mínima recolección de inteligencia sobre el campo enemigo. Semejan pequeños grupos dispuestos a asaltar una inexpugnable ciudadela, de frente y sin capacidad de penetrarla por algún resquicio, lo que expone a los valientes a la muerte o la captura; en todo caso, al fracaso.
6- Los factores para una operación militar exitosa interna podrían haber desaparecido, como estiman algunos, porque las filas institucionales dentro de la FAN estarían diezmadas y los que sienten la rebeldía estarían arrinconados. Sin embargo, creo que hay dos factores esenciales que actúan en contra de la mayoría de los movimientos pasados: el primero, es que ese tipo de acciones las deben dirigir oficiales con formación de Estado Mayor, coroneles o generales con las destrezas para acciones militares complejas.
7- La idea que prevalece entre nosotros es la de unos generales y coroneles tan panzones como ladrones, unos desechos morales como la mayoría de los altos mandos. Sin embargo, no todos son así. Hay una reserva sin la cual no habrá diseño exitoso de operaciones.
8- El segundo factor es la dirección política. Sin una evaluación de las relaciones de poder y una intervención en las fisuras del poder existente, con un diseño de poder alternativo, no habrá victoria. Sin política no hay victoria. Generales o coroneles con visión política, o políticos con visión militar, o todos juntos, son la clave del triunfo. Sólo así tendrá sentido el apoyo internacional concertado.