La cuarentena que rige en Argentina desde el 20 de marzo ha provocado, según datos del Gobierno, una reducción de la entrada de droga al país y un aumento en la demanda, relacionado con la angustia que produce el encierro, lo que ha obligado al narcotráfico a buscar nuevos canales de distribución.
Según el Ministerio de Seguridad, desde que comenzó la cuarentena los delitos por contrabando de estupefacientes disminuyeron un 90 % en relación al mismo período del año pasado y un 83 % con respecto a 2018, y los casos detectados corresponden principalmente a marihuana y cocaína.
Advierten que “no disminuyó la demanda”, por lo que “se puede dar una “rearticulación de formas y estructuras en todos los eslabones de la cadena, de manera tal que se siga posibilitando el tráfico y el contrabando y la satisfacción de esa demanda”.
La Secretaría de Políticas Integrales sobre Drogas de la Nación Argentina (Sedronar) detectó “una mayor percepción de consumo en gente que antes no tenía abuso de sustancias”, según detalló a Efe la directora del organismo, Gabriela Torres, que atribuyen a una “incertidumbre que se transforma en angustia” durante el encierro.
“Hay algo de eso puesto en el consumo para salvar la cuarentena”, señaló Torres.
Desde el Gobierno temen que ante esta situación las actividades contempladas como excepciones al aislamiento obligatorio “pueden volverse canales nuevos para la red de narcotráfico”, una alerta que ya lanzaron los repartidores del país, uno de los pocos gremios que mantuvo su actividad.
NUEVAS FORMAS DE VENTA
La Asociación Sindical de Motociclistas Mensajeros y Servicio (Assim) denunció que cada vez detectan más casos en que sus repartidores son utilizados para distribuir droga, una práctica que, según relató a Efe el director de la junta revisora de cuentas del sindicato, Gonzalo Ottaviano, se detectó por primera vez en 2018 y con el paso del tiempo fue aumentando, hasta que explotó con la llegada de la cuarentena.
“Lo peor que vemos es que cada vez se da con más frecuencia en el contexto que estamos atravesando, con la pandemia de COVID-19 esto se incrementó, aparentemente es el único medio fácil de utilizar para realizar esas maniobras”, señaló, e indicó que las sustancias que más encontraron son marihuana y pastillas de éxtasis.
Por lo general en estos casos el que envía al paquete lo hace desde la calle, sin indicar un domicilio, y para Ottaviano el problema reside en la falta de verificación de datos de las empresas.
“Entiendo que la empresa no es un brazo armado del narcotráfico pero sí que me parece que son un instrumento facilitador, para quien lo quiera hacer es la herramienta ideal, donde yo me creo una cuenta sin ningún tipo de respaldo, le doy un teléfono cualquiera, con un mail cualquiera”, destacó.
RESPONSABILIDAD PARA LOS REPARTIDORES
En estos casos, la responsabilidad penal recae sobre los repartidores, sean o no conscientes de lo que transportan, ya que “el repartidor cuando retira el paquete lo tiene que pagar, en ese momento básicamente lo está comprando, después lo tendrá que entregar en otro destino, pero hasta que se comprueba que todo eso es real tendrá que dar explicaciones a la Justicia”.
En muchas ocasiones los propios repartidores sospechan del paquete que deben llevar, normalmente por el peso del mismo, ante lo que nunca saben bien que hacer, ya que si lo reportan a la empresa suelen bloquearlos y dejarlos temporalmente fuera del trabajo.
En los últimas semanas también se detectaron falsos repartidores que se dedicaban a la venta minorista de estupefacientes, ya que “las mochilas se consiguen en cualquier lado”.
EL CASO DEL CÁNNABIS: AUGE DEL AUTOCULTIVO
El cánnabis es una de las sustancias más comunes en el país y en casi todo el mundo, con la peculiaridad de que en Argentina tiene gran popularidad el llamado “prensado paraguayo”, un amasijo de diferentes partes de la planta y otras sustancias que tiene un precio mucho más bajo que el del cogollo tradicional.
“Nadie sabe bien lo que tiene (el prensado), sabemos que la calidad no es buena. Nosotros nacimos con esa lógica, pensamos que la marihuana era un ladrillo, después con el tiempo nos dimos cuenta que era una planta”, manifestó a Efe Leandro Ayala, presidente de la Confederación Cannábica Argentina.
Debido a las restricciones de la cuarentena, este producto que procede de Paraguay se encuentra cada vez menos en las calles argentinas, a las que llega por la Ruta Nacional 14, que comunica en norte del país con Buenos Aires. Ante esta situación los consumidores tienden más al autocultivo de la planta, una práctica que es ilegal en el país.
Ayala regenta una distribuidora de útiles de plantación y consumo, en la que afirma que desde que comenzó la cuarentena se incrementaron en un 500 % las ventas.
“En la industria del cánnabis nos vemos favorecidos porque la gente tiene la necesidad de cultivar su propia medicina o su propia sustancia recreativa. Nos vemos favorecidos porque nos hemos dado cuenta que el cánnabis también es una sustancia básica”, dijo.
Para este activista el cánnabis es “de primera necesidad como la leche”, y mira a otros lugares como Holanda, donde la gente “hacía cola en los coffee shops (puestos de venta) para autoabastecerse por el tema de la pandemia”.
El cannabis está permitido para su uso medicinal, de acuerdo a una ley de 2017, que tiene por objeto “establecer un marco regulatorio para la investigación médica y científica del uso medicinal, terapéutico y/o paliativo del dolor de la planta de cannabis y sus derivados”.
Sin embargo, se limita al uso medicinal de niños y jóvenes adultos que padecen epilepsia refractaria. Otros casos, como mal de Parkinson, fibromialgias y pacientes oncológicos, quedan fuera.
ROMPER LA CUARENTENA PARA BUSCAR UN VENDEDOR
En el Sedronar trabajan en que se mantenga el aislamiento y ofrecen “acompañamiento” a los consumidores para evitar que “rompan la cuarentena para ir a buscar un dealer (vendedor) rompiendo todas las reglas de cuidado del coronavirus”, ya que “alguien que está tan desesperado para violar todo no va a cuidar eso”.
“Alguien que consume y no para nunca a preguntarse qué le pasa con eso tiene un problema. Claro que no le importa el contexto, no le importaba antes… ¿Por qué le va a importar ahora?”, agregó Gabriela Torres.
La reducción en la demanda ha provocado también que el organismo reciba más pedidos de ayuda.
“Al principio (del aislamiento) nosotros teníamos menos pedidos de ayuda y de internación, como si hubiera remanente de sustancia circulante”, valoró.
CUERPOS MÁS VULNERABLES
El consumo abusivo de ciertas sustancias plantea problemas para mitigar la pandemia, ya que “un cuerpo que viene consumiendo sustancias que en general son depresoras del sistema nervioso central y alucinógenas te dejan en una situación de mas vulnerabilidad física ante un virus”.
Esta situación se agudiza en los barrios más vulnerables, donde además de concentrarse el consumo las sustancias disponibles son de peor calidad, como ocurre con el famoso “paco”, o pasta base de cocaína, una de las sustancias más populares entre las clases más pobres.
“En la pasta base o el paco que consumen los sectores populares no son los que consumen los sectores altos, que también consumen pasta base, pero no es de la misma calidad”, subrayó Torres.
EFE