Artículo 311 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela
Por más que uno se esfuerce en imaginar el futuro, lo que ocurre en el país no da a la infinita imaginación humana ninguna tregua: Venezuela importando gasolina de Irán; un poquitico, tampoco es que creamos que vamos a llenar el tanque dos veces y a pelar también por un bidón “pa´ porsia”. Y la novela de los barcos “plomeados” en altamar al mejor estilo de la película “Batalla Naval” con extraterrestres y todo. Es tal la sucesión de hechos “tragitrágicos” en el país, que ya a nadie le sorprende una banda de azotes “tira bombitas” en Barquisimeto, o el hambreado costillar patrio. Ya poco importa el extenso territorio dañado por la minería desesperada y patriota, esa que está pagando las facturas de los barquitos de gasolina y de las cajas Clap. En estos días leí a una figura política decir que los muchachos de la fiesta de la pandemia y de las chicas importadas, algunos relacionados consanguíneamente (en el primer grado) con otras figuras públicas del gobierno también, deberían ser detenidos y además, no debían seguir dándoles los contratos de la importación de alimentos para el programa de alimentación. Me imagino que este capitán retirado ex ministro quisiera el contrato. Y todo esto pasa tan rápido que es difícil hilar fino.
Y Ahora… ¿A qué te refieres?
A que en medio de esta dinámica de licuadora, tan batiente y desorbitada, los análisis no dan pié con bola, todo pasa tan rápido que lo que hoy importa mañana es opacado por otro capítulo de esta tragedia vivida en entregas. Y todos mentimos, omitimos, deliberadamente obviamos o prometemos. Qué difícil concentrarse en algo y desenmarañarlo para poder mostrar, o intentar mostrarlo en su esencial naturaleza. Hablo de las promesas realizadas hace meses, y que formaron, forman y formarán parte de las concesiones hechas, en proceso de hacerse, y que se harán en cualquier espacio de negociación política internacional. La deuda, la odiosa deuda, la vergonzosa deuda adquirida bajo condiciones imperdonables para mantener el estatus entre gobernantes y gobernados en el país. Una deuda que está acompañada de ser reconocida y pagada por el gobierno que asuma la conducción del país en el futuro. Una deuda que fue adquirida por instancias cuya ilegalidad es puesta sobre la mesa como el máximo argumento que justifica, precisamente, las acciones de bloqueo y sanciones a las cuales se sometió a una serie de funcionarios, y queriendo o sin querer, al país.
¿Y qué hay con eso?
Que la ley en Venezuela es discrecional, y que cambie o no el gobierno, seguirá siendo discrecional. Si la deuda ha sido adquirida por instancias no propias, y si el gobierno es ilegal, entonces la deuda adquirida también lo es. Por tanto, la promesa de reconocer tal, es ilegal. Viola no la ley de tránsito, tampoco la norma de condominio. El reconocimiento de esa deuda es inconstitucional. El artículo 312, capítulo II, Del Régimen Fiscal y Monetario, sección primera, Del Régimen Presupuestario, de la constitución señala: “El Estado no reconocerá otras obligaciones que las contraídas por órganos legítimos del Poder Nacional, de acuerdo con la ley”. Es así como se configura una contradicción enorme entre la afirmación de ilegalidad del gobierno y el reconocimiento de la deuda adquirida por él. Si se reconoce la deuda se está reconociendo la legalidad del gobierno. En caso de que se diga que no se reconoce al gobierno, entonces se estaría violando de forma expresa la constitución para poder deponer a un gobierno por violador de la constitución.
La verdad es que todo va muy rápido
No da tiempo de pensar mucho.
Pd. Lacava pasó de ser señalado por las redes sociales de relacionado a mafias por el caso del estado Falcón, a promotor de negociaciones para la estabilización del país. Es que es mucho y va muy rápido.
Termometroeconomico.com