La estatal Petróleos de Venezuela (PDVSA) comenzó el sábado a suministrar el combustible provisto por su aliado Irán a las estaciones de servicio del país, según cuatro fuentes vinculadas al plan de distribución.
A medida que las autoridades del país, que ha tenido la gasolina más barata del mundo durante dos décadas, alistan detalles de un nuevo plan para organizar la distribución y venta del combustible, el quinto y último tanquero de una flotilla iraní se dirige el Mar Caribe. Se espera que llegue a aguas venezolanas el domingo, según datos de Refinitiv Eikon.
De 1.800 estaciones de servicio que tiene Venezuela, unas 240 han estado funcionando desde que el régimen de Nicolás Maduro anunció la cuarentena nacional para controlar el brote del coronavirus, con lo cual estableció restricciones en la venta de combustible debido a los muy bajos inventarios.
Se espera que un nuevo plan de distribución de combustible, aún no detallado oficialmente, incluya a 1.540 estaciones en todo el país. El suministro comenzó el sábado en varias regiones, luego de pruebas realizadas a principios de esta semana para implementar sistemas automatizados de venta y control a partir de principios de junio, dijeron las fuentes.
En algunas estaciones de servicio de Caracas y de las ciudades centrales Maracay y Valencia se registraron nuevas filas de conductores. “Me dijeron que hoy están llenando las estaciones con gasolina”, dijo Alex Chirinos, un taxista de 36 años en una fila de una gasolinera en Maracay.
Todavía no está claro si el plan incluirá un aumento de precios y cuánto durarán los 1,5 millones de barriles de combustible a ser provistos por Irán. La gasolina ha sido fuertemente subsidiada en Venezuela durante más de 20 años, pero una aguda escasez ha alentado recientemente un mercado negro que obliga a las personas a pagar al menos 2 dólares por litro.
Maduro dijo esta semana que deben comenzar a cobrar la gasolina.
PDVSA y el “ministerio” de Petróleo chavista no respondieron a solicitudes de comentarios.
La red de refinación de Venezuela, con capacidad para convertir hasta 1,3 millones de barriles por día (bpd) de crudo en combustible, ha funcionado a menos del 20% de su capacidad en 2020, según documentos de PDVSA, debido a cortes de energía, años de mala gestión y falta de repuestos y técnicos.
Las sanciones estadounidenses impuestas a PDVSA desde 2019 también han limitado las importaciones de productos para cubrir el déficit de combustible, por lo que el régimen de Maduro este año recurrió a Irán en busca de piezas y gasolina.
El suministro ha sido criticado por Estados Unidos, ya que ambas naciones están bajo sanciones. La administración de Donald Trump advirtió a gobiernos, puertos, firmas navieras y aseguradoras que podrían enfrentar sanciones severas si ayudan a los petroleros iraníes, dijo a Reuters el enviado especial de Washington para Venezuela, Elliott Abrams.
El diplomático chavista, Jorge Arreaza, respondió diciendo que Trump tiene una responsabilidad “perversa” en la crisis de combustible del país sudamericano y agregó que planean usar los comentarios de Abrams como prueba en un caso contra las sanciones ante la Corte Penal Internacional.
Con información de Reuters