La India comenzará el 8 de junio la primera de las tres fases de desescalada del confinamiento iniciado el pasado 25 de marzo para contener la expansión del coronavirus, aunque anotó que las «zonas de contención» con más infectados continuarán con restricciones totales hasta el próximo 30 de junio.
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El anuncio del Gobierno indio este sábado se produce en un momento en el que la curva de contagios en este país de 1.300 millones de habitantes continúa ascendente, con más de 173.000 casos confirmados hasta el momento de COVID-19 y 4.971 muertes.
«Fuera de las zonas de contención, se permitirán todas las actividades, excepto las siguientes (que se irán permitiendo) en fases», informó en un comunicado el Ministerio de Interior indio.
En la primera de las fases, que comenzará el próximo 8 de junio, destaca el permiso para permitir la apertura de hoteles, restaurantes, lugares religiosos y centros comerciales, aunque deberán seguir las indicaciones de seguridad del Ministerio de Salud para evitar que los posibles contagios se multipliquen.
En la segunda fase se espera la apertura de centros educativos, aunque el inicio de esta etapa no se conocerá hasta julio, a tiempo para anunciar el comienzo o no del nuevo año escolar en agosto.
Por último, en la fase tres se irán anunciado las fechas para la reapertura de importantes sectores como los vuelos internacionales, el desplazamiento en metro, la apertura de cines, gimnasios, centros culturales y estadios deportivos con gran asistencia de público.
Sin embargo, hasta nuevo aviso, seguirá impuesto el toque de queda nocturno entre las 21.00 y las 5.00 horas, excepto para servicios esenciales, y las «zonas de contención» mantendrán un estricto confinamiento hasta al menos el próximo 30 de junio.
El Gobierno también recomienda a los mayores de 65 años, embarazadas, enfermos crónicos y menores de diez años que continúen en sus casas.
La decisión llega un día después de que se anunciara una previsión de crecimiento para la India del 4,2 % de su producto interior bruto (PIB) para el año fiscal 2019-20, que finalizó en marzo, el peor dato en once años, lo que supone un nuevo bajón para una economía que seguirá en caída por el impacto de la COVID-19.
EFE