El presidente de Burundi, Pierre Nkurunziza, ha fallecido a los 55 años tras sufrir ayer un ataque al corazón, informó este martes el Ejecutivo en un comunicado.
“El Gobierno de la República de Burundi anuncia con gran tristeza el deceso inesperado de su Excelencia Pierre Nkurunziza, presidente de la República de Burundi, ocurrido en el Hospital del Cincuentenario de Karusi (este del país) después de un paro cardiaco este 8 de junio de 2020”, comunicó el gabinete.
Nkurunziza, que llevaba quince años en el poder, fue hospitalizado el pasado domingo con molestias, tras asistir el día anterior a un partido de voleibol.
Según la nota, su estado de salud experimentó una mejoría, pero el lunes por la tarde “cambió de manera brusca, con un paro cardíaco”.
“El equipo médico no pudo recuperar al paciente” tras unas infructuosas tareas de reanimación, precisó el Gobierno, que envió sus “condolencias más sentidas” al pueblo burundés y a la familia del difunto.
El Ejecutivo ha declarado siete días de duelo, a partir de este martes, durante los cuales la bandera nacional ondeará a media asta en los edificios oficiales.
Nkurunziza se disponía a abandonar la jefatura del Estado el próximo agosto, al no haberse presentado a las elecciones presidenciales del pasado 20 de mayo, en las que se impuso el oficialista Évariste Ndayishimiye, de 52 años.
Pese a sus intentos de perpetuarse en el poder, el mandatario confirmó en diciembre que no se presentaba a los comicios como candidato del gobernante Consejo Nacional por la Defensa de la Democracia (CNDD-FDD) y se retiró después con el título de “Guía Supremo del Patriotismo”.
El presidente optó en 2015 a un tercer mandato prohibido por la Constitución, lo que desató una ola de protestas con cientos de muertos y medio millón de desplazados, según la ONU, además de un intento fallido de golpe de Estado en mayo de ese año.
Pierre Nkurunziza dirigió este pequeño país de África del Este con un creciente autoritarismo desde el final de la guerra civil (1993-2005), que enfrentó a hutus (85 % de la población) y tutsis y causó unos 300.000 muertos. EFE