En este momento las cifras de infectados son mucho más altas que las oficiales, que se basan en los despistajes diarios, que no guardan proporción con la totalidad de la población. Apuntando solo a los casos sintomáticos y a la gente enferma.
La comida se agota. Estamos a las puertas de una hambruna. Y ante un gobierno sin recursos para responder.
A Venezuela le cayeron las 7 plagas. Falta de gasolina, agua, luz eléctrica, gas, hospitales decentes, alimentos, servicios públicos en general e hiperinflación.
La producción petrolera cayó a mínimos y las sanciones no permiten que se comercialice lo poco que hay. Maduro, antes de perder el control del país, tiene el recurso de negociar con el legítimo parlamento presidido por Guaidó. Esto sería lo más sensato y evitaría el colapso mayor. Es la hora de un gobierno de emergencia, salvación y unidad nacional. De nombrar un Consejo de Estado de cinco miembros buscando consensos.
Las elecciones parlamentarias que se adelantan, no resolverán la crisis terminal. Lo positivo es que si se logran acuerdos para cambiar y equilibrar el C.N.E., se avanza en algo. Sin embargo, la hora aciaga exige mucho más. La semana pasada un acuerdo entre Maduro y Guaidó permitió que entren recursos para enfrentar el Covid-19 a través de la Organización Panamericana de la Salud. Ese es el ejemplo que hay que seguir. La propia Organización de Naciones Unidas hizo un llamado a moverse en esta dirección. La pandemia ha provocado en casi todo el mundo una tregua por rivalidades politiqueras. Aprovechar la coyuntura es clave para buscar una salida estructural al problema. Ya basta de peleas estériles. El dramático momento no espera. Es ahora, o mañana quizá ya no habrá ni siquiera país.
@OscarArnal