No hay un manual para vivir una pandemia, así que decidimos crear uno. Con algunas normas básicas para guiarte, puedes reducir el riesgo y vivir una vida plena mientras esperamos que el virus esté bajo control.
Por: nytimes
Si bien puede parecer que la crisis del coronavirus ha terminado, no es así. El virus aún sigue ahí afuera.
Pero algunas cosas han cambiado. Para comenzar, los confinamientos están terminando porque en algunas áreas los casos son bajos o han caído o porque los líderes de algunos estados de Estados Unidos han decidido avanzar a pesar del riesgo. Las pruebas han aumentado, dándonos más indicadores sobre la salud comunitaria. Además, sabemos mucho más sobre cómo el virus se comporta y qué actividades representan el mayor riesgo.
Y debido a que la vida en un confinamiento permanente es insostenible, los expertos en salud pública han comenzado a adoptar un enfoque de “reducción de daños”, dándole a las personas alternativas a una cuarentena estricta. Estas opciones —como formar una “burbuja” con otro hogar o trasladar las actividades sociales al aire libre— no eliminan el riesgo, pero lo minimizan a medida que las personas intentan a volver a la vida cotidiana.
Nadie sabe lo que ocurrirá cuando se abran las comunidades. El escenario más probable es que, en el futuro previsible, los casos del virus continuarán aumentando y cayendo alrededor del mundo.
“Es difícil imaginar cómo vamos a evitar otro aumento de las infecciones, por eso estos enfoques de reducción de daños que mantienen a las personas alejadas de situaciones mucho más riesgosas son tan importantes”, dijo Julia Marcus, epidemióloga de enfermedades infecciosas y profesora asistente en el departamento de medicina de población en la Escuela de Medicina de Harvard. “Si que alguien expanda su burbuja evita que celebren cenas concurridas o vayan a bares, eso es un éxito”.
Si bien hemos aprendido a vivir con mascarillas y distanciamiento social, así como con nuevos rituales de lavado de manos después de manipular paquetes y tocar superficies, necesitamos algunas reglas básicas para minimizar el riesgo y aún así seguir adelante con la vida. Consultamos con varios científicos y expertos en salud pública para darte las herramientas que necesitas para tomar tus propias decisiones, ya sea cenar en un restaurante, ir a la iglesia o simplemente cortarte el pelo.
1. Verifica la salud de tu comunidad
Para evaluar tu riesgo de entrar en contacto con una persona infectada, presta atención a dos indicadores importantes de la COVID-19 en tu área: el porcentaje de pruebas positivas y las tendencias en tasas generales de casos.
Comienza por conocer el porcentaje de pruebas positivas de la COVID-19 en tu estado, lo que te indica si las pruebas y el rastreo de contactos están encontrando casos leves y asintomáticos. Cuando las tasas de pruebas positivas permanecen en un 5 por ciento o menos durante dos semanas, eso sugiere que hay un testeo adecuado en tu estado para controlar la transmisión del virus, y es menos probable que te cruces con el virus por el camino. Entre más cercano sea el número al dos por ciento, mejor.
“No significa que tengas total libertad”, advierte Erin Bromage, inmunólogo comparativo y profesor de biología en la Universidad de Massachusetts, Dartmouth. “Significa que hay suficientes pruebas en marcha para que te puedas sentir seguro de que tus interacciones sociales serán de mucho menor riesgo”.