La Constitución: así lo entendemos dada su interpretación, pone en el Estado la obligación de protegernos. Lo establece como imperativo. La consecución de dinero orgánico como el de personal preparado para tal fin, no lo entendemos como mero juego de palabras. Cuando dispone capitulo y establece cardinal imponiéndole al Estado proteger a su población como núcleo fundamental de la sociedad, le reconocemos a esta exigencia carácter de mandato imperativo de inexcusable cumplimiento; por lo que nos asiste el derecho a la exigencia de que se provean las leyes capaces de suplir las deficiencias sobre tan humanitaria urgencia.
La Constitución vigente, promulgada mediante referendo constituyente, suscrita por diputados hoy en su mayoría no comprometidos con el actual régimen, define a la Nación venezolana como un Estado social y democrático que se fortalece con la voluntad ciudadana. Nuestra Constitución es “ESTATISTA”. Ofrece resistencia a la sociedad pasiva. El Estado interviene con suficiente autoridad en la solución de los problemas que en el orden económico y social amenacen la vida de los ciudadanos. Lo cual es expresión política del altruismo; por lo que el estatismo nos hace verlo fuertemente homogéneo, capaz de utilizar su poder social para imponerse sobre todo intento de pretensión peturbadora.
El Estatismo implica obligaciones de las que el Estado venezolano se hace protector, debiendo cumplirlas. Entre ellas por ser cierta, señalo, la creciente migración de ciudadanos obligados por la falta de trabajo a procurarse un mínimo de sustento para paliar sus necesidades. Todo en razón de que el Estado, el nuestro, incumpliendo su deber humanitario, durante más de veinte año ha sido incapaz de garantizarle a cinco millones de migrantes y a los residentes connacionales un sistema de Seguridad Social, que se traduzca en una protección efectiva y adecuada frente a la contingencia y situaciones que por su falta de atención; por el desvío de los recursos humanitarios; por la malversación de los fondos públicos; por la corrupción impugne, se haga ente incompetente, con resultado de que unos pocos, con abuso de poder tengan mucho más de lo superfluo; otra, la gran mayoría que cierra filas en la oposición, carezca de lo necesario para su subsistencia. Dadas tales circunstancia nuestra Nación ha sido objeto de la atención mundial, la que ha puesto interés concurrente al informe que sobre la situación de Venezuela diere conocer al mundo, la ex presidente de Chile como alta comisiona de la ONU.
Los regímenes que se sucedieron con anterioridad a la intromisión del chavismo en el Poder. Acaecidos a partir de 1958 hubieron de ser cumplidores de las garantías del Estado. Los presidentes electos mediante el ejercicio de sufragio con sus atribuciones y deberes constitucionales. Impulsaron nuestro desarrollo económico, político, social y cultural haciendo valer la autoridad del Estado en todo aquello que siendo de interés público constituían haberes de su pertenencia. No dieron lugar a incumplimientos personalizados. Ni a actos de corrupción. El Estado gozó de su comportamiento civil. A la vez con apreciable concurrencia ciudadana de aprobación.
Empero, como antítesis, de lo expuesto; conceptuado como “mabita” sobrevenida. En año 1999 un grupo de militares fascistas favorecidos por el sobreseimiento que de sus causas decidiere el presidente Caldera, con apoyo de los que se dieron en llamarse “notables” llevaron a la presidencia de la República a Hugo Chávez, quien se había dedicado en la escuela militar a preparar una logia para el asalto al poder civil, sin importarle la existencia de un presidente constitucional. Chávez llegó al poder es cierto. Tuvo consideración de “MITO,” también es cierto. Murió; pero hubo por propia voluntad de designar como su “Albacea” a Nicolás Maduro, quien actualmente se ha hecho dueño y señor del poder sin el control que fuere menester. Dicho nombramiento a decir de analistas político no tuvo otra intención que la conformación de un régimen a satisfacción de los que pretendieron fraguar el golpe. La enmienda constitucional para la reelección presidencial no ha tenido otro objeto, que el de mantener en el poder Nicolás Maduro; que si bien es un civil; le ha dado a su mandato una conformación militar con presencia de oficiales activos, lo cual no significa respaldo monolítico de la institución castrense a su ejecutorias, si tomamos en cuenta que la aventura golpista de los militares alzados junto con Chávez fue combatido y dominado por el ejército como institución.
Lo cierto es que frente al régimen instituido con pretensión de perpetuación, para lo cual Maduro hace uso de maniobras con visto bueno del TSJ y CNE como también con testaferros dolarizados, los venezolanos nos encontramos ante una concurrencia de padecimientos intolerable de arbitrariedad, dado que la ineficacia y falta de de un presidente incompetente, para tal oficio ha hecho que el Estado no cumpla con la obligación de mantener las condiciones de vida de su población.
La paz civil no existe. Solo por excepción parece lograrse en los “Campos Santos”. Carecemos de un régimen eficaz y honesto para solucionar nuestra condición de Miserables. El Gobierno que se dice socialista. Que recurre lecturas a las lecturas de versículos de la biblia. Que su presidente dice ser católico; a la vez que distingue a Jesús Cristo como revolucionario Zamorano, a pesar de la oposición que a su nefasto gobierno le hace la Conferencia Episcopal pretende que comamos sus engaños. Se dice socialista y lo pregona haciendo uso abusivo de los medios de comunicación. Mientras el “camarada” Stalin quien fuera jefe del mundo comunista habló cuando más una vez al año. Maduro lo hace todos los días insultando a más y no poder a sus Adversarios, con predica de odio hacía a los colombianos, echándole la culpa de fracaso a los gringos. Exhibe carencia supina sobre la concepción dialéctica e institucional para gobernar. La filosofía Chavista no es más que una cultura totalitaria, chabacana e insolente sobre la cual no queda otra consideración que la “Petulancia”.
El régimen cual se considera la expresión más excelsa del comandante “Que vive” ha acabado con nuestra otrora prospera economía. Mediante expropiación sin justificación arrasó con la agricultura. La reforma agraria se fue para el “Carajo”. Se descuidaron las carreteras. No existen acueductos ni reservorios de agua Los hospitales y centros de salud que fueron objeto de admiración, han desaparecido. Nos hemos hechos dependientes de Cuba en las provisiones sanitaria, hasta gozan de participar en los gabinetes de emergencia. En medio de la pandemia usada por el régimen como instrumente para sus triquiñuelas, arremete contra la oposición. La preparación del fraude acrecienta nuestra condición de mendigo sometidos a las ocurrencias de grupos desbocados por la ambición de Poder. Venezuela cuya riqueza y prestigio era la energía. Se encuentra huérfana de agua, de luz, de gas. La producción de petróleo que fue dirigida técnicamente. Que nacionalizada empezó a producir gasolina y gas en conjunto, con refinerías excelentes, se convirtió en pedigüeña de Irán. Hasta nos quiere imponer sus atrasadas estructuras sociales. Dada esta lamentable, grave y calamitosa situación no existe otro funcionario responsable del no cumplimiento de las obligaciones del Estado: que Nicolás Maduro. Por su incapacidad reiterada para gobernar somos acreedores a un Estado débil, fracasado en lo social, político y económico con nivel de fallido (quebrado). Ocupamos privilegio sin rival como Estado “Forajido”. No se respetan los derechos humanos. Se ultraja a la Constitución. Se hace caso omiso de las leyes, convenios y decisiones de los organismos internacional. A todo esto, ha de agregarse que Maduro como presidente carece de cualidad de ejercicio, por haber sido declarado por la AN USURPADOR.
Se evidencia que la Dictadura arrecia su 0fensiva. Dispone de partidos escogidos a dedos. Les abre las puertas comunicacionales del Estado a personeros pomposos y conversos que validos de la sumisión de la Sala Constitucional, para justificar la continuidad de Maduro obtienen sentencias proferidas de inmediato que reconocen a la directiva ilegítima de la AN; a la vez que declara la Omisión Legislativa. Pero, no obstante nos preocupa observar que a medida que la dictadura amplía su campo de arbitrariedad. Se debilitan los focos de protestas organizados por los sectores de la oposición. Lo que es más, nos sorprende que un grupo de partidos pretendan ganar indulgencia suscribiendo declaraciones de no practicar la violencia ni de ser guerrilleros. Es decir se someten a las trampas fraguadas por Maduro, sin explicaciones dadas al pueblo opositor.
¿Qué hacer para lograr el objetivo de reconstrucción de una sociedad, donde la igualdad sea la expresión dialéctica de la voluntad popular? Pues bien debemos reconocer e impulsar con coraje. Sin espita de vacilación que no reconocemos otra directiva en la AN, que no sea la presidida por el diputado Guaido. Que se hace urgente la conformación de un Gobierno de Emergencia Nacional. Que debemos denunciar con vehemencia sin excepción las maniobras d para la legalidad de partidos escogidos a dedo por Maduro. Que el Comité de Postulaciones tiene que ser nombrado por la AN donde el PSUV tiene representación. Que hacerlo como pretende el usurpador y sus lacayos, sería recular. Para ello hay que sostener sin miedo. Con impulso revolucionario y contumaz que no se reconocerá otro CNE cual no sea aquel cuyos miembros sean designados por la AN presidida por Juan Guaidó. Hacer lo contrario nos llevaría a la claudicación, lo cual no es propio de un dirigente opositor. Tenemos que levantarnos con energía, conformar el Gran Frente Nacional de Oposición, agarrar por los codos al pueblo para levantarlo en protesta hasta deponer la dictadura. No vacilar y condenar con suficiente energía e intransigencia a los que no siendo miembros de la AN nacional se han convertido en querellantes de Maduro. Hacer lo contrario a la querencia del pueblo nos conduciría a la Capitulación.
Abogado, político. Presidente de URD