Rafael Rodríguez Mudarra: El régimen nos causa miseria

Rafael Rodríguez Mudarra: El régimen nos causa miseria

La  Constitución: así  lo entendemos dada su  interpretación, pone  en el Estado la obligación  de  protegernos. Lo establece como  imperativo. La consecución de dinero orgánico como el de personal   preparado para tal fin, no lo entendemos como mero juego de palabras. Cuando  dispone capitulo y establece cardinal imponiéndole al Estado proteger a su población como  núcleo fundamental de la sociedad, le reconocemos  a esta exigencia carácter de mandato imperativo de inexcusable cumplimiento; por lo que nos asiste el derecho  a la exigencia  de  que se provean las leyes capaces de suplir las deficiencias sobre tan humanitaria urgencia.

         La Constitución vigente, promulgada mediante referendo  constituyente, suscrita por diputados hoy en su mayoría no  comprometidos con el actual régimen, define a la Nación venezolana  como un Estado social y democrático que se fortalece con la voluntad ciudadana. Nuestra Constitución es “ESTATISTA”. Ofrece resistencia a la sociedad pasiva. El Estado interviene  con suficiente autoridad en la solución de los problemas que en el orden económico y social  amenacen la vida de  los ciudadanos. Lo cual  es  expresión política del altruismo; por lo que el estatismo nos hace verlo fuertemente  homogéneo,  capaz  de utilizar su  poder social para imponerse sobre  todo intento de pretensión  peturbadora.

      El Estatismo implica obligaciones de las  que el Estado  venezolano se hace protector, debiendo cumplirlas. Entre ellas por ser cierta, señalo, la creciente migración de ciudadanos obligados por la falta de trabajo a  procurarse un mínimo de sustento para paliar sus necesidades. Todo en razón de que el  Estado, el nuestro, incumpliendo su deber humanitario, durante más de veinte año  ha   sido incapaz de garantizarle  a cinco millones de migrantes  y a los residentes connacionales un sistema de Seguridad Social,   que se traduzca en una protección efectiva y adecuada frente a la contingencia y  situaciones  que por su falta de atención; por el desvío de los recursos humanitarios; por la malversación de los fondos públicos; por la corrupción impugne, se haga  ente  incompetente, con  resultado de que unos pocos, con abuso de poder tengan mucho más de lo superfluo; otra,  la gran mayoría que  cierra filas en la oposición, carezca de lo necesario para su subsistencia. Dadas tales circunstancia  nuestra Nación ha sido objeto  de la atención mundial, la que ha puesto interés concurrente   al informe que sobre la situación de Venezuela diere  conocer al mundo, la ex presidente   de Chile como alta comisiona de la ONU.

       Los regímenes  que se sucedieron  con anterioridad a la intromisión del chavismo en el Poder. Acaecidos a partir de 1958 hubieron de ser  cumplidores  de las garantías del Estado. Los presidentes electos mediante el ejercicio de sufragio  con sus atribuciones y deberes constitucionales. Impulsaron  nuestro desarrollo  económico, político, social y cultural haciendo valer la autoridad del Estado en todo aquello que siendo de interés público constituían  haberes de su pertenencia. No dieron lugar a  incumplimientos personalizados. Ni a actos de corrupción. El Estado gozó de su comportamiento civil. A la vez  con apreciable concurrencia ciudadana de aprobación. 

     Empero, como antítesis, de lo expuesto; conceptuado como “mabita” sobrevenida. En año 1999 un grupo de militares fascistas favorecidos por el sobreseimiento  que de sus causas decidiere el presidente Caldera, con  apoyo de los que se dieron en llamarse  “notables” llevaron a la presidencia de la República a Hugo Chávez, quien se había dedicado en la escuela militar a preparar  una  logia  para el asalto al poder civil, sin importarle la existencia de un presidente constitucional. Chávez llegó  al poder es cierto. Tuvo consideración de  “MITO,” también es cierto. Murió; pero hubo por propia voluntad de designar como su “Albacea” a Nicolás Maduro, quien actualmente  se ha hecho dueño y señor  del poder sin el control que fuere menester. Dicho nombramiento a decir  de analistas político no tuvo otra intención que la conformación  de un régimen a satisfacción de los que pretendieron fraguar el golpe. La enmienda constitucional  para la reelección presidencial no ha tenido  otro objeto, que el de mantener en el poder Nicolás Maduro; que si bien es un civil; le ha dado a su mandato una conformación militar con presencia de  oficiales activos, lo cual no  significa  respaldo monolítico de  la institución castrense a su ejecutorias, si tomamos en cuenta que la aventura golpista de los militares alzados junto con Chávez fue combatido y dominado por el  ejército como institución.

       Lo cierto  es que frente al régimen instituido con pretensión de perpetuación, para lo cual Maduro hace uso de  maniobras con visto bueno  del TSJ y CNE como también  con testaferros dolarizados, los venezolanos nos encontramos  ante una concurrencia  de padecimientos intolerable de arbitrariedad, dado que la ineficacia  y falta de  de un presidente incompetente, para tal oficio  ha hecho que el Estado no cumpla con la obligación de mantener las condiciones de vida de su población.

 La paz civil no existe. Solo  por excepción parece  lograrse en los “Campos Santos”. Carecemos de un régimen eficaz y honesto para solucionar  nuestra condición de Miserables. El Gobierno que se dice socialista. Que  recurre lecturas  a las lecturas de  versículos  de la biblia. Que su presidente  dice ser católico; a la vez que   distingue a  Jesús Cristo  como revolucionario Zamorano, a pesar de la oposición que a su nefasto gobierno  le hace la Conferencia Episcopal  pretende  que comamos  sus engaños. Se dice socialista y lo pregona haciendo uso abusivo de los medios de comunicación. Mientras  el  “camarada” Stalin quien fuera  jefe del mundo comunista  habló cuando más una vez al año. Maduro lo hace todos los días insultando a más y no poder  a sus Adversarios, con predica de odio hacía a los colombianos, echándole  la culpa de fracaso a los gringos. Exhibe carencia supina  sobre la concepción dialéctica e  institucional para gobernar. La filosofía Chavista  no es más que una cultura totalitaria, chabacana e insolente  sobre  la cual no queda otra consideración que la “Petulancia”.

        El régimen cual se considera la expresión más excelsa  del comandante “Que vive” ha acabado con nuestra otrora prospera economía. Mediante expropiación sin justificación arrasó  con la agricultura. La reforma agraria se fue para el “Carajo”. Se descuidaron las carreteras. No existen acueductos ni  reservorios de agua  Los hospitales y centros de salud que fueron objeto de admiración, han desaparecido. Nos hemos hechos dependientes de Cuba en las provisiones sanitaria, hasta gozan de participar en los gabinetes de emergencia. En medio de la pandemia usada por el régimen como instrumente para sus  triquiñuelas,  arremete contra la oposición. La preparación del fraude acrecienta nuestra condición de mendigo sometidos a las ocurrencias  de grupos desbocados por la ambición de Poder. Venezuela  cuya riqueza y prestigio era la energía. Se encuentra huérfana  de agua, de luz, de gas. La producción de petróleo  que fue dirigida técnicamente. Que nacionalizada empezó a producir  gasolina y gas en conjunto, con refinerías excelentes, se convirtió en pedigüeña de Irán. Hasta nos quiere imponer sus atrasadas estructuras sociales. Dada esta lamentable, grave y calamitosa situación no existe otro funcionario responsable  del no cumplimiento de las  obligaciones del Estado: que Nicolás Maduro. Por su  incapacidad reiterada para gobernar somos acreedores  a un Estado  débil, fracasado en lo social, político y económico con nivel de fallido (quebrado). Ocupamos privilegio sin rival como Estado “Forajido”. No se respetan los derechos humanos. Se ultraja a la Constitución. Se hace caso omiso  de las leyes, convenios y decisiones de los organismos internacional. A todo esto, ha de agregarse  que Maduro como presidente carece de cualidad de ejercicio, por haber sido declarado por la AN  USURPADOR.

        Se evidencia   que la Dictadura  arrecia su 0fensiva. Dispone de partidos escogidos a dedos. Les abre las puertas comunicacionales del Estado a personeros  pomposos y conversos que validos de la sumisión de la Sala Constitucional, para justificar la continuidad de Maduro obtienen sentencias  proferidas de inmediato que reconocen a la directiva  ilegítima de la AN; a la vez que declara la Omisión Legislativa.  Pero, no obstante   nos preocupa observar que a medida que la dictadura  amplía su campo de arbitrariedad.  Se debilitan  los focos de protestas  organizados por los sectores de la oposición. Lo que es más, nos sorprende que un grupo de partidos pretendan ganar indulgencia suscribiendo  declaraciones  de no practicar la violencia ni de ser guerrilleros. Es decir se someten a las trampas fraguadas por  Maduro, sin explicaciones dadas al pueblo opositor.

 ¿Qué hacer para lograr el objetivo de reconstrucción de una sociedad, donde la igualdad sea la expresión dialéctica de la voluntad popular? Pues bien debemos reconocer e impulsar con coraje. Sin espita de vacilación  que no  reconocemos otra directiva  en la AN,  que  no sea la presidida por el diputado Guaido. Que se hace urgente la conformación de un Gobierno de Emergencia Nacional. Que debemos denunciar con vehemencia sin excepción  las maniobras d para la legalidad de  partidos escogidos a dedo por Maduro. Que  el Comité de Postulaciones tiene que ser nombrado por la AN donde el PSUV tiene representación. Que hacerlo como pretende el usurpador  y sus lacayos,  sería recular. Para ello  hay que sostener sin miedo. Con impulso  revolucionario  y contumaz  que no se reconocerá otro CNE cual no sea aquel cuyos miembros  sean designados  por la AN presidida por Juan Guaidó. Hacer lo contrario  nos llevaría a la claudicación,  lo cual no es propio de un dirigente opositor. Tenemos que levantarnos con energía, conformar el Gran Frente Nacional de Oposición, agarrar por los codos al pueblo para  levantarlo en protesta  hasta deponer la dictadura. No vacilar y condenar con suficiente energía e intransigencia a los  que no siendo miembros de la AN nacional se han convertido en querellantes   de Maduro. Hacer lo contrario a la querencia del pueblo  nos conduciría a la Capitulación.  

Abogado, político. Presidente de URD

    

     

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