Los últimos acontecimientos indican que no habrá elecciones creíbles. Que hayan cambiado las directivas de A.D. y Primero Justicia anuncia que no hay ninguna intención de rectificación. Ya son 7 los partidos a los que les han cambiado sus directivas en estos últimos años. Judicializar a los partidos acaba con la posibilidad de elecciones legítimas.
Con la intervención de los partidos, la crisis política se profundiza. Las posiciones antagónicas seguirán alimentando una polarización que no ha conducido a nada sino a la destrucción nacional. Unas instituciones divididas son prueba fehaciente del estado fallido.
Por mucho tiempo pensé que la lucha había que darla en todos los terrenos. Sin embargo, sin garantías mínimas concurrir al proceso electoral sería un error. Los acontecimientos están en pleno desarrollo. De cualquier manera, que se nombrara a alguien con la experiencia de Rafael Simón Jiménez para vicepresidente del CNE me parece interesante. Vamos a ver qué hace. Ya ha dicho que si no hay condiciones electorales, no está dispuesto a permanecer en el cargo. Rafael Simón Jiménez es una esperanza. Tiene con su liderazgo y sus conocimientos históricos con que imponerse en el C.N.E.. Por ello, no todo está perdido. A él le damos como se dice en derecho “el beneficio de la duda”. El país reclama liderazgo y pocas veces hay alguién en una posición tan importante para demostrar que todavía no hay que descartar por completo la opción electoral.
Lo grave es que esta historia de las elecciones parlamentarias está empezando mal. Ha debido ser el parlamento el que nombrara a los rectores del C.N.E. y que en vez de ser un tres contra dos, buscar a un tercero acorde para ambos bandos.
“Por sus obras los conoceréis” dice la biblia. Observemos en detalle qué hace este nuevo C.N.E. aunque nace con plomo en el ala. Es la última rendija para que renazca el sueño de unas elecciones competitivas y que se imponga la voluntad popular. La esperanza es lo último que se pierde.
@OscarArnal