El Archivo Internacional de los Ataques de Tiburones (ISAF), con sede en Gainesville (Florida) y la mayor autoridad en la materia, indicó que la pandemia de la COVID-19 parece haber tenido también repercusiones en los incidentes entre escualos y humanos, que se han reducido a mínimos.
Desde el 1 de enero hasta el 18 de junio de este año solo hubo 18 ataques no provocados de tiburones a humanos en todo el mundo, seis menos que en igual periodo de 2019, de los cuales tres resultaron mortales, uno más que en la primera mitad del año pasado.
Dos personas murieron este año en Australia y una en California (EE.UU.) a causa de un encuentro con un tiburón.
Los científicos del ISAF, que forma parte de la Universidad de Florida (UF), creen que la disminución de los ataques no provocados en la primera mitad de 2020 puede deberse al cierre de playas y a la cuarentena obligatoria en muchos países por el COVID-19, pero puede haber “otros factores”, según un informe publicado en su web.
De todas maneras, llevan constatando un descenso de los ataques en años recientes, aun no explicado.
En 2019 el número de ataques de tiburones registrado en todo el mundo, 64 según ISAF, fue un 22 % inferior al promedio de 82 anuales contabilizado desde 2015.
El promedio para el primer semestre en los últimos 20 años ha sido de 25 ataques.
En el estado de Florida, que suele encabezar la lista de lugares donde se producen más ataques, solo ha habido dos y leves en lo que va de año, mientras que en 2019 y 2018 se contabilizaron ocho y siete, respectivamente.
Los científicos de ISAF advirtieron a bañistas y surfistas de Florida que no se confíen en lo ocurrido hasta ahora y sigan tomando las debidas precauciones, pues julio es un mes en el que los encuentros con los escualos suelen ser más frecuentes.
EFE