La remera paralímpica Angela Madsen fue hallada sin vida en el barco con el que partió en abril pasado en busca de conseguir el reto de cruzar el océano Pacífico. Hacía tres días que el entorno de la mujer de 60 años (los había cumplido en plena travesía el pasado 10 de mayo) no tenía novedades de ella.
Por Infobae
Madsen, quien participó en tres Juegos Paralímpicos, fue encontrada en su embarcación, a la que estaba amarrada. Pretendía ser la mujer de mayor edad en atravesar el océano en soledad. Intentaba unir el tramo sobre el agua desde Marina del Rey (Los Ángeles, California) con Honolulu, la capital del archipiélago de Hawaii.
El pasado 21 de junio se registraron las últimas notificaciones de Madsen, que tenía planeado un viaje de cuatro meses y estaba en plena grabación de un documental en el que exhibiría su objetivo cumplido. A través de su cuenta de Twitter usaba una aplicación para compartir su ubicación por vía satelital. Su último mensaje fue el domingo pasado: “Mañana es un día para nadar. Tengo que volver a encadenar mi brida de ancla de proa en caso de que haya una gran tormenta. Se desató hace algún tiempo. He estado usando la popa”.
Un helicóptero de la Guardia Costera de Estados Unidos y el carguero alemán Polinesia fueron los apuntados para la búsqueda de Angela, y quienes dieron con su cuerpo: había fallecido algunas horas atrás y el bote estaba volcado. El cuerpo de Angela estaba atado a la embarcación llamada RowofLife. Su esposa, Debra, comentó en las redes sociales: “Cuando revisé su correo electrónico no había devuelto ningún mensaje. Por el rastreo por satélite no parecía que estuviera remando el barco, estaba a la deriva. Estaba muy lejos de tierra, y la comunicación era complicada. Tenía esperanza, pero ya sentía una sensación de pesadez en el pecho”.
Informaron que había recorrido unos 2.000 kilómetros desde su partida (aproximadamente la mitad del camino trazado) y mantenía comunicación permanente con su esposa y con los productores del documental. Si bien la aeronave estadounidense fue la que divisó el bote de la deportista, el carguero alemán recuperó el cuerpo y llegó al puerto el lunes por la noche, aunque la noticia se conoció en las últimas horas. “Angela estaba viviendo su sueño. Le encantaba estar en el agua, como se podía ver en las fotos que envió”, explicaron en un comunicado que se publicó en la cuenta de Facebook, desde donde seguían la travesía. Su esposa, además, reveló: “Angela conocía los riesgos mejor que cualquiera de nosotros, y estaba dispuesta a correrlos, porque estar en el mar la hacía más feliz que cualquier otra cosa. Nos dijo una y otra vez que si moría en el intento, así es como se quería ir”.
Madsen había ganado la medalla de bronce en lanzamiento de peso en los Paralímpicos de Londres 2012 y, junto con su compañera Helen Taylor, se había convertido en la primera mujer en cruzar a remo el océano Índico (también había participado en los Juegos de Beijing 2008 y Río de Janeiro 2016). En 2014 ya había logrado cruzar el Pacífico con un compañero, pero ahora soñaba con realizarlo sola.
Un accidente ocurrido en 1993 durante un partido de básquet con el cuerpo de Marines de los Estados Unidos la había dejado parapléjica (la cirugía por la rotura de dos discos de su columna vertebral no tuvo resultados satisfactorios). Mantuvo una batalla legal con el ejército de su país durante mucho tiempo, uno de los motivos por los que entró en depresión y quedó en la calle. Después de haberse divorciado de su marido, se declaró homosexual y rehizo su vida como deportista paralímpica, motivada por los Veteranos de los Marines.
Por medio de un programa de deportes adaptados descubrió el remo a fines de los 90 y, una década más tarde, completó su primera navegación en el Atlántico. Condujo un programa de remo adaptado sin fines de lucro en Long Beach (donde nació) y fundó el Programa de Remo Adaptado de California.
“Angela trajo al mundo una pasión, alegría y determinación inigualables. Fuimos afortunados de que viniera a nuestras vidas como miembro de la familia paralímpica”, expresó Cathy Sellers, directora retirada de los Juegos Paralímpicos de Estados Unidos. “Fue incansable en todo lo que hizo, pero siempre aprecié su defender todo tipo de diversidad en el deporte. Se comprometió a educar a la próxima generación de atletas paralímpicos y enseñó desinteresadamente a mentores, entrenadores, y enseñó a otros”.