El Parlamento chino aprobó el martes la legislación de seguridad nacional para Hong Kong, sentando las bases para los cambios más radicales en el modo de vida de la antigua colonia británica desde que regresó al mando chino hace 23 años.
Se espera que los medios de comunicación estatales publiquen este martes los detalles de la ley, que es la respuesta a las a menudo violentas protestas prodemocráticas del año pasado en la ciudad y tiene como objetivo hacer frente a la subversión, el terrorismo, el separatismo y la connivencia con fuerzas extranjeras.
En medio de los temores de que la ley aplaste los derechos y libertades del centro financiero global, y de las informaciones que dicen que la mayor pena que contempla sería la cadena perpetua, el destacado activista pro-democracia Joshua Wong dijo que dejaría su grupo Demosisto.
“Marca el fin del Hong Kong que el mundo conocía antes”, dijo Wong en Twitter.
La legislación tensará todavía más la relación de Pekín con Estados Unidos, Reino Unido y otros gobiernos occidentales, que han dicho que esta erosiona el alto grado de autonomía que se le concedió a la ciudad en su entrega a China el 1 de julio de 1997.
Estados Unidos comenzó a retirar el estatus especial de Hong Kong en la ley estadounidense el lunes, paralizando las exportaciones de defensa y restringiendo el acceso del territorio a productos de alta tecnología.
La líder de Hong Kong, Carrie Lam, dijo en su rueda de prensa semanal que no le parecía apropiado comentar la legislación cuando todavía había reuniones en Pekín, pero se mostró sarcástica con respecto a Estados Unidos.
“Ninguna clase de acción sancionadora nos asustará nunca”, dijo Lam.
Lau Siu-kai, vicepresidente de un grupo de expertos de la Oficina de Asuntos de Hong Kong y Macao del gabinete de Pekín, dijo a Reuters que la ley fue aprobada por unanimidad con 162 votos a favor. Se espera que la norma entre en vigor de forma inminente.
El editor jefe del Global Times, un tabloide publicado por el Diario del Pueblo, el periódico oficial del Partido Comunista gobernante de China, dijo en Twitter que la pena más severa de la ley era la cadena perpetua, sin entrar en los detalles.
Las autoridades de Pekín y Hong Kong han dicho repetidamente que la legislación va dirigida a unos pocos “alborotadores” y que no afectará a los derechos y libertades, ni a los intereses de los inversores. Reuters