El veterano de la Universidad de Connecticut acusado de dos asesinatos también mantuvo cautiva a otra persona dentro de su casa durante casi 24 horas y le dijo a esa persona que “acaba de dar la vuelta” antes de los asesinatos, de acuerdo con una orden no revelada el lunes.
El documento de la corte también revela que una mujer dijo que dejó de ver a Peter Manfredonia unos cuatro días antes de que él emprendiera su violenta ola y condujera a la policía a una cacería humana de varios estados.
Manfredonia, de 23 años, está detenido con una fianza de $ 7 millones por cargos que mató a Theodore DeMers, de 62 años, con una espada de samurai en Willington el 22 de mayo, y le disparó fatalmente a un conocido de la escuela secundaria dos días después.
DeMers fue encontrado por sus vecinos con una mano derecha cortada, la carne de su tríceps se separó casi por completo de su cuerpo, un pulgar izquierdo y un dedo índice cortados y múltiples laceraciones en la cabeza y la espalda, informó NBC News.
Durante el ataque, Manfredonia presuntamente hirió al veterano de la Marina John Franco de 80 años, que había intentado intervenir. Luego se fue en una motocicleta descrita por un testigo como un “cohete en la entrepierna”, dijo la orden.
Justo cuatro días antes, el 18 de mayo, una mujer que vivía en la misma calle que DeMers le dijo a la policía que había roto con Manfredonia porque descubrió que había pirateado sus cuentas de redes sociales en abril, informó Hartford Courant .
El 20 de mayo, dijo que le envió a Manfredonia una captura de pantalla del texto de una ley estatal que indicaba que piratear sus cuentas era un delito, pero nunca recibió respuesta, dijo el doc. Ella había considerado obtener una orden de restricción contra él.
Ella le dijo a las autoridades que Manfredonia tenía una “obsesión con las espadas de samurai” y que tenía dos.
La orden también revela que un hombre de 73 años le dijo a la policía estatal que, el día después de la muerte de DeMers, Manfredonia irrumpió en su casa de Willington y lo mantuvo cautivo a punta de pistola.
El hombre dijo que estaba dormido en su sillón reclinable cuando fue abruptamente despertado por un joven que sostenía una pistola en la parte posterior de su cabeza aproximadamente a las 5:15 a.m. del 23 de mayo.
“Tenía una mirada en blanco”, recordó el hombre. “Todavía no había visto una foto del sospechoso de asesinato en las noticias, pero estaba pensando que probablemente era él”.
Manfredonia supuestamente usó corbatas para atar las manos de la víctima de la invasión de la casa y lo sujetó con cinta adhesiva a una silla en el sótano.
Le preguntó a Manfredonia “si quiere hablar sobre lo que ocurrió con el asesinato”.
“Me dijo que no había dormido en cinco días y simplemente se volcó”, dijo el hombre. “Dijo que no sabía por qué lo hizo y que estaba arrepentido por ello”.
El cautivo intentó sugerir que Manfredonia debería llamar a la policía y llegar a un acuerdo, pero el estudiante no quería entregarse.
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