La crisis venezolana, compleja y de larga duración, tiene muchas posibles explicaciones, el drama es que nos pueden ayudar a comprender pero no a salir de la crisis. El presente siempre trae su propia novedad y la historia está llena de imponderables. De lo que no tengo dudas es que la “solución” o lo que vaya a depender tiene mucho que ver con los “poderes del mundo” triangulados desde Estados Unidos, Rusia y China y sus respectivos aliados regionales, particularmente Cuba y Colombia.
El Caribe, es un mar “interior” del Atlántico, casi tres veces el tamaño de Venezuela, de espacios acuáticos y cincuenta millones de habitantes aproximadamente. Fronterizo con muchos países o colonias o territorios neo-coloniales. Siempre fue disputado, desde el siglo XVI por las potencias europeas y en el siglo XX dominado totalmente por Estados Unidos, un mare-nostrum (Talasocracia). En 1821, le compran la Florida a España. A partir de 1845 invaden territorios mexicanos y se hacen “dueños” del Golfo de México. En 1855 se apoderan de Nicaragua y controlan las comunicaciones Atlántico-Pacífico. En 1898 se instalan en Guantánamo, Cuba, Puerto Rico e Islas Vírgenes. En 1903, “inventan” un nuevo país (territorio colombiano) Panamá y construyen el canal, llave maestra inter-oceánica. Ninguna potencia desafiaba esta supremacía militar y económica, hasta 1963, cuando Castro para sobrevivir políticamente, se entrega a la Unión Soviética. Esto lo repite Chávez, después del “golpe” de 2002 y a partir de ese momento, vía La Habana, “entrega” progresivamente a Venezuela a intereses económicos y geo-políticos de Rusia y China y otros aliados anti-norteamericanos.
Esta es la dura y cruda realidad, sin el “acuerdo” de estas tres potencias no veo salida política a nuestros enfrentamientos, de bandos y radicalismos peligrosamente estériles y poco eficaces. Ninguna de las tres potencias nos van a invadir ni van a ir a una guerra por nosotros, pero nosotros sí podemos seguir destruyendo el país, Talasocracia seguir martirizando a la mayoría y naufragando en la miseria y el atraso como sociedad. Urge un acuerdo político de transición racional a la democracia y la prosperidad.