El consumo promedio de proteínas en Venezuela es de apenas un tercio de lo recomendado por nutricionistas, de acuerdo con una encuesta realizada en conjunto por investigadores de universidades del país.
Por Gustavo Ocando Alex, Luisana Solano / voanoticias.com
La última edición de la Encuesta Nacional de Condiciones de Vida, conocida como Encovi, concluyó que el venezolano consume, en promedio, 17,9 gramos de proteína al día, cuando el mínimo requerido es de 51 gramos.
“El consumo nacional promedio de protei?nas es solo el 34,3% del requerido”, comentan los expertos encargados del sondeo, que se fundamentó en entrevistas en 9.932 hogares de todo el país entre noviembre de 2019 y marzo de 2020.
Ninguno de los sectores de la población -o quintiles – consume suficientes gramos de proteína, generalmente presente en alimentos de origen animal, como la carne, el pescado, la leche y sus derivados.
Ni siquiera la porción más rica de la población, conocido como quintil cinco, consume el promedio necesario. Este apenas roza la mitad de la cantidad requerida: 24,7 gramos. El sector más empobrecido consume 13,2 gramos de proteína, determinó la Encovi.
Sin embargo, la Encovi precisó que la diferencia de consumo de alimentos entre los sectores más pobre y más rico de la población es de cinco veces. “Consumen más carnes y huevos los quintiles cuatro y cinco”, es decir, los de mayor poder adquisitivo.
Luis Pedro España, sociólogo y uno de los voceros principales de la encuesta, ilustró en la presentación de los resultados lo dramático de la realidad venezolana.
“En Venezuela, no solamente es que hay personas que comen y que no comen, sino que, si todo lo disponible lo consumiéramos equitativamente, todos seríamos pobres. Es más grave la situación en proteínas”, dijo.
Los investigadores también evaluaron una variable conocida como inseguridad alimentaria, que refleja la ansiedad y preocupación por la provisión de alimentos en los hogares. Ese concepto simboliza los ajustes presupuestarios que afectan la calidad de la dieta.
De acuerdo con la encuesta, la inseguridad alimentaria severa se experimenta en uno de cada cuatro hogares de Venezuela y empeora en el sector más empobrecido de la población, donde el promedio se eleva a tres de cada siete hogares.
En solo el 3 por ciento de los hogares venezolanos, no existe inseguridad alimentaria alguna. En 2018, el promedio era notoriamente mayor, de 12 por ciento.
La inseguridad alimentaria moderada aumentó a 36 por ciento, cinco puntos más que los hallazgos de las entrevistas del año 2018. En entrevistas flash realizadas en abril, durante la cuarentena por el nuevo coronavirus, el resultado escaló hasta 41 por ciento.
“Crece la inseguridad alimentaria moderada porque, más allá de la preocupación por la falta de alimentos, también hay ajustes en la disponibilidad de recursos que afectan la calidad de la dieta”, apuntaron los encargados de la encuesta.
Estas cifras concuerdan con los resultados presentados este año del ‘Informe mundial sobre las crisis alimentarias’, en el que Venezuela quedó en cuarto lugar entre los diez países con las peores crisis alimentarias, según data recolectada en 2019.
El reporte estima que en total, 2,3 millones de venezolanos sufren de inseguridad alimentaria severa y los otros 7 millones, moderada.
La Encovi permitió concluir que el venezolano consume, en promedio, 2.006 kilocalorías por día. El requerimiento mínimo es de 2.000. El quintil uno, es decir, la población más empobrecida de Venezuela, ingiere 1.550 kilocalorías cada 24 horas, dice el sondeo.
“Los pobres tienen una alimentación basada en carbohidratos y el promedio nacional de kilocalorías nos coloca en el límite de la pobreza biológica”, refrendan sus responsables, bajo el auspicio de las universidades Católica Andrés Bello, Simón Bolívar y Central de Venezuela.
Desnutrición infantil al alza
La Encuesta Nacional de Condiciones de Vida estima que existen 639.000 niños menores de cinco años con desnutrición crónica en Venezuela, según sus tallas y edades.
La cifra representa 30 por ciento de esa población evaluada según su estado nutricional, mientras 42 por ciento presenta tallas normales y 28 por ciento, “riesgo de talla baja”.
Venezuela es el segundo país con más desnutrición en América Latina en ese percentil, luego de Guatemala, con 46 por ciento, según la Encovi.
Los encargados de la encuesta indican que Venezuela está próxima a la realidad de países africanos con niños de cinco años o menores con desnutrición según tallas, como Nigeria, 33 por ciento; y Camerún, 31,7 por ciento.
Según sus pesos, ocho por ciento de los niños venezolanos menores de cinco años sufren desnutrición, advierte el sondeo, que los cifra en 166 mil.
Tales niveles distancian al país del registro de desnutrición con base en el peso de otras naciones en la región, como Colombia (3,4 por ciento) y Perú (3,2 por ciento).
Veintiún por ciento de esa población está en riesgo de desnutrición en Venezuela de acuerdo con su peso y 71 por ciento presentó una valoración “normal” para sus edades.
En ese apartado, se menciona que Venezuela está próxima a la realidad de países como Guatemala y Haití, que registran 12,4 y 11,6 por ciento, respectivamente, de su población menor a cinco años con desnutrición según el peso.
“Venezuela tiene una realidad nutricional más centroamericana y del Caribe que suramericana” en esa categoría, comentan los investigadores.
España destacó la preocupación de los expertos colaboradores por las probables secuelas de largo plazo de esa situación nutricional en los niños venezolanos.
En 57 por ciento de los hogares encuestados, se quedaron sin alimentos en los últimos tres meses. Es tres puntos porcentuales más que los resultados del sondeo de 2018.
También, aumentaron los promedios de hogares que dejaron de tener una alimentación saludable (79 por ciento), de adultos que no desayunaron, almorzaron o cenaron (47 por ciento) y de quienes comieron solo una vez durante el día (34 por ciento).
“Las secuelas de largo plazo de los actuales estados nutricionales de Venezuela pueden ser irreversibles”, insistieron los investigadores entre sus conclusiones.