Los tiempos de incertidumbre son a menudo ventanas de oportunidad. Pero a veces lo más difícil de hacer es imaginar y comprometernos con un futuro que queremos ver cuando todo lo que nos rodea se asienta en que tenemos poco o ningún control.
Por: Vicente Brito
Todas las noticias que recibimos en el día a día del acontecer nacional, sólo contemplan tiempos difíciles en el futuro por venir, los cuales abarcan desde el acontecer político a los desajustes sociales reflejados en la pérdida del poder adquisitivo familiar. Igualmente muy preocupante es la reducción de la actividad de todos los sectores económicos públicos y privados lo cual se refleja de manera directa en la continua reducción del producto interno bruto PIB, Destacándose el petrolero como el de mayor caída en los últimos meses, lo cual nos indica que este otrora proveedor de los dólares que el país requería para sostener el gasto público y las importaciones, ya no estará en condiciones de suministrarlos. Solo el sector minero registró un aumento de producción significativo, como resultado del crecimiento de la explotación del oro, convirtiéndose esta actividad en la principal fuente de ingresos de divisas para el país.
Las consecuencias en la pérdida de fuentes de trabajo se hacen evidentes con el cierre total o parcial de muchas empresas privadas y la paralización de algunas públicas. Estimándose que el desempleo promedio nacional alcanza el 15% y la informalidad donde participan unos 9 millones de Venezolanos comprendidos entre la edad de 15 años hasta los 80, ya supera el 50% del total de la masa laboral Venezolana, siendo esta la que genera mayores ingresos adicionales a las familias, al realizarse distintas actividades que van desde técnicos especialistas en mecánica, electricidad, plomería, fabricante de piezas, reconstrucción de cualquier componente de un aparato o motor, hasta los comerciantes informales o los que recogen cosechas o realizan siembras. Buena parte de ellos reciben ingresos de varias veces por encima del salario mínimo.
Lamentablemente la presencia del covid-19 y su crecimiento en el número de personas afectadas, con la aplicación de las cuarentenas, les ha reducido sus actividades y sus ingresos.
En lo social el aumento de costo de vida con su efecto en el consumo de alimentos y otros productos, se refleja en los valores crecientes de la cesta básica, canasta alimentaría o la cesta Petare. Los analistas coinciden en señalar como los ajustes de los precios de todos los componentes que la integran se han elevado hasta un 20% al comparar el promedio del primer semestre con los valores de los productos en lo que va del mes de Julio. La cesta básica es la más costosa ya que no solo incluye las necesidades de alimentos, también los de higiene personal, algunas medicinas y transporte. Apenas un modesto porcentaje de las familias un estimado de un 5% tienen los ingresos para adquirirla. El valor de la canasta alimentaría se estima que un 10% de la población alcanza a tener los ingresos necesarios para adquirirlas. Se considera que hasta un 20% adicional del total de las familias alcanza a cubrir el valor de los productos de la cesta petare. El resto de estas dependen en gran medida del suministro de las cajas de alimentos CLAP para equilibrar sus necesidades de consumo, son las familias de menores ingresos, muchos de ellos obtienen de sus actividades informales los recursos monetarios que puedan disponer. Estos desajustes sociales son causados por la creciente hiperinflación. Ya somos el único país del mundo con tan elevados niveles del costo de vida, lo cual refleja la gravedad de la situación social.
En lo político, las diferencias entre las principales corrientes de opinión lucen insalvables destacándose las elecciones convocadas para el próximo 6 de diciembre, como la causa principal de las desavenencias observadas, lo cual se complica más aún con la suspensión de la directiva de los partidos opositores más emblemáticos, desplazando a la dirigencia tradicional de esas organizaciones. Las instituciones públicas del país están afectadas por esta complejidad y sin poder lograr los entendimientos mínimos, que lucen muy difíciles de alcanzar para no decir imposibles. El debate político ha trascendido fuera de nuestras fronteras convirtiéndose en otra forma de confrontación por el apoyo que las corrientes políticas en pugna han logrado de distintos países del mundo. Observándose cómo la geopolítica entra en el debate que acontece en el país, lo cual lleva nuestras diferencias internas a convertirse en parte de la confrontación de los polos políticos mundiales, lo cual nos complica aún más nuestra situación, al colocarnos en un vaivén de indefiniciones y antagonismos internacionales que no son los más conveniente al interés nacional.
La realidad es que nunca controlamos más que nuestros propios pensamientos y decisiones. Hoy no es diferente en ese sentido. Lo que significa que debemos continuar dedicando la mayor parte de nuestra energía a elegir conscientemente nuestros pensamientos y decisiones en lugar de reaccionar únicamente ante factores externos.
Debemos insistir en que no podemos sostener por más tiempo esta incertidumbre que está afectando nuestra calidad de vida y destino como Nación, por esta razones estamos obligados a buscar alternativas y soluciones que nos conduzcan a un futuro de oportunidades y prosperidad para la familia Venezolana.