Olga Elena de Curiel: Coro… por la sobrevivencia

Olga Elena de Curiel: Coro… por la sobrevivencia

Coro la primicial y noble, desde su ancestro caquetío, es armonía en el tiempo, blasón de nuestro orgullo.

Recordamos hoy 26 de julio, una vez más, la magnífica simbiosis del hidalgo y cristiano fundador Juan de Ampíes y el dignísimo Manaure, Supremo Diao de la Excelsa Nación Caquetía.

Somos parte de la Historia y Coro es nuestra sede. No se puede llegar a conocer un coriano sin conocer a Coro. No es fácil definir en que reside la fuerza telúrica de su ambiente, a la vez seco y dulce, soñador y severo, pero su marca es decisiva. “Es una tierra que se arruga con la mirada querendona del hombre y se remansa en la soledad del paisaje”, dice el poeta. Los corianos de raíz tienen la adultez de los cardonales, tunas y cujíes: ¡Resisten con firmeza!





Tomando aliento en las palabras de un insigne historiador y coriano de adopción y afecto Don Mario Briceño Perozo, en su obra: “Trazos de Historia Falconiana” (pág. 50) “Coro es la ciudad primada de Venezuela, surgió de la amistad sincera de un español prudente y de la lealtad inquebrantable de un cacique excepcional, en ella se dan la mano las Castillas Peninsulares y la Venezuela aborigen. Coro nacida el 26 de julio de 1.527, a la vera de un río y frente al mar poblado de canciones, es el crisol de donde saldrá el Venezolano del futuro”.

La lealtad, la justicia, la palabra empeñada como documento irrevocable y el honor a toda prueba nos identifican y permanecen intachable en la esencia vital del ser Coriano, no se puede ser Coriano de doble faz, sino a la manera propia y capital que le es inmanente; lo demás es una falsía que no se ajusta a la herencia noble de nuestros antepasados, por la sencilla razón de que Coro nutre desde su propia médula, sin torceduras ni claudicaciones a las generaciones que avanzan; ejerce magisterio permanente del cual emergen hombres y mujeres iguales a los de siempre para honra del gentilicio o superiores en genios y acciones para hacer brillar con más fulgor el precioso legado de la ciudad – abuela y aumentar las excelencias del origen.

Coro, recalca Mario Briceño Perozo es: “Ciudad de la gracia, porque Coro sin pedir nada para sí se ha dado siempre integra en elevadas manifestaciones de servicio”. Es Más a Coro no la cultivan solamente sus hijos, es ciudad abierta, en su solera frente al mar, caben los que llegan a su puerta con la franqueza que une a los viejos conocidos.

Hoy la ciudad que vivimos con toda su historia, valerosa, noble y leal es referencia obligada para la memoria histórica de la Nacionalidad.

A 493 años de su nacimiento se reciente, acogotada por múltiples problemas angustias y carencias. El deterioro ético-moral le escuece las entrañas, una fuerza demoledora aniquila sus sueños y esperanzas, amenaza ruina y destruye un legado de honor que nos dejó el pasado. La perversión de sus costumbres la convierten en la garitolandia del momento, altar donde ofician quienes con el mayor descaro detentan riquezas y bienes mal habidos. “Aunque ser rico es malo”

En su libro “Con los Zapatos Puestos” el Poeta Luis Alfonzo Bueno dice: “Lo que pasa es que llevamos metido en la cabeza aquello de que somos por ancestro o algo parecido, gente que nació para la resignación y otras maneras de la conformidad”

En este tiempo de ignominia y sojuzgamiento, de marcado despotismo y negación absoluta de los Derechos Ciudadanos  al que distinto piensa; cuando la ignorancia agresiva se impone por sobre el conocimiento y los méritos y la mediocridad estúpida marcan la pauta, Coro luce como la victima de tantos desafueros, de una invasión de voraces personajes que la han esquilmado sin piedad.

La panorámica de la ciudad cumpleañera de hoy no puede ser más deprimente, se vé negada a proyectos de aliento que unen y fortalecen; se siente constreñida a remiendos y maquillajes de ocasión. Eso sí, proliferan los mercaderes del oportunismo de todos los tiempos, los apreciados testaferros que sin ninguna vergüenza apadrinan lo que el trabajo honesto no dió. La dádiva miserable que conlleva al servilismo y a las rodillas genuflexas, la porción tangible en el reparto confundiendo lealtad con sumisión, además de los insanos oficios que hundieron las mejores intenciones e implementaron el peculado de uso para beneficio personal y familiar.

Los falsos prudentes pensarán que es día de fiesta y deben olvidarse desmanes y ofensas. En otros tiempos canciones y poemas abrazaron a la ciudad; hoy se impone una reflexión profunda, anhelamos de verdad una ciudad más humana, solidaria y fraterna, sin distingos de ninguna clase, donde se imponga el respeto a las ideas ajenas y el amor al trabajo y que la ambición de grandeza que nos viene desde el principio de haber sido, no sólo, la primera capital sino “Placenta, Raíz y Alma de Venezuela”.

A los Corianos nos corresponde sin ambigüedades apelar a las grandes virtudes que palpitan en nosotros como reserva espiritual y moral, a la inteligencia, valores que nos darán reciedumbre y coraje macabeo y aliento firme para integrarnos con fe en la gran empresa que tenemos por delante de elevar a Coro al sitial de honor que le corresponde.

¡Dios Bendiga a la Mariana Ciudad de Coro!