Su mayor virtud, más que constructor de puentes, carreteras, autopistas, universidades, industrias, ciudades, acueductos, represas, hospitales y un largo etc, fue la de construir confianza; como gerente, como político y en su calidad de ingeniero. Sabía convertir sueños en realidades. Obsesionado con la eficiencia, con mostrar resultados, hombre de escasas palabras y mucho hacer, le dio un destino distinto a Guayana. Hizo de ella una realidad industrial, turística, hidroelectrica, un santuario natural, un granero líder en producción de maíz, de leche y ganadería. Lo que no fue iniciativa propia de su ingenio contó sin duda con su respaldo silencioso y efectivo. Guayana residencial, universitaria, productiva. Supo convertir la leyenda extractivista minera de El Dorado en progreso y calidad de vida, en trabajo constructivo, en alternativa no petrolera. Su Tumeremo natal era conocido por sus fértiles tierras, su ganadería, su paso obligatorio hacia la mágica Gran Sabana y su Roraima. Canaima era conocida por el Salto Ángel, (Kerepakupai vená, o salto profundo), su Auyantepuy (Montaña del Diablo) o su parque decretado por la UNESCO en 1962, Patrimonio de la humanidad y de recreación con vocación exclusivamente turística.
El Manteco, tierra del Presidente Leoni y del artista plástico Alejandro Otero, era emporio ganadero. La Paragua y San Francisco eran conocidos como el granero de Guayana y el asiento productivo de La Vergareña. Ciudad Bolívar, destino turístico de arquitectura colonial y su puente Angostura, Ciudad Guayana moderna y planificada. Del otro extremo destacan Caicara y Maripa con producción de rubros agrícolas y pecuarios. Se derrotó la malaria al extremo de que fuimos certificados por la OMS como el primer país libre de Paludismo en el mundo gracias a acertadas políticas de ejecución sanitaria. La UDO, la UNEXPO y la UNEG hicieron de nuestros predios una zona franca universitaria. Los juegos deportivos Interempresas y el Rally “Nuestros Ríos Son Navegables” eran clásicos. La actividad minera era de carácter Industrial o en su defecto un “folclorismo” de impacto insignificante y marginal. “Manoa” no era una leyenda, sino una urbanización moderna, construida para los trabajadores.
Hoy el saqueo del Arco Minero pretende incluso borrar vestigios de civilización convirtiéndolos en espacios de barbarie.
La Corporación Venezolana de Guayana (CVG) nació con tres objetivos fundamentales: construir una hidroeléctrica, una siderúrgica y una ciudad. Objetivos cumplidos con creces, más allá de todas las expectativas. Y estas obras tienen la impronta de muchos héroes civiles, pero entiendo que no hay dudas de que el aporte más significativo fue el de Leopoldo Sucre Figarella.
La CVG fue asesinada por el Narco Chavismo y sepultada por el Narco Madurismo. No se trata de resucitarla como Lázaro, por razones financieras, de eficiencia y prácticas. El objetivo es redimensionar el espíritu de lo logrado e incorporar sus objetivos, sueños y propósitos a la realidad que nos corresponde revertir.
Guayana tiene que retomar su destino partiendo de la tragedia que nos embarga y superarla. La mejor manera de honrar a los héroes civiles del pasado reciente es construir el éxito del presente. Repensar cómo lograr los propósitos anteriores, cómo revertir la realidad del presente, cómo superar con creatividad e ingenio más que con finanzas que no tenemos ni vendrán, para incluso ser mejores que antes.
Ese es el reto. Roto el espejo, quebrado el parque industrial más importante de Venezuela, herida de muerte la hidroeléctrica, desplazados nuestros indígenas, inoculada la violencia, ocupada nuestra soberanía por grupos transnacionales terroristas, enfermos y sin servicios públicos de ningún género, no es prudente hacernos los locos y pensar que no ha pasado nada.
Tenemos un cancer que extirpar. Debemos hacer radio, quimio y terapia; debemos pasar del dicho al hecho con los pies sobre la tierra. Este no es el momento de pensar que es lo que más me conviene
a mi sino al país, a Guayana. No es hora de decir “¿Cómo quedo yo ahí?”
Avanzar de la protesta a la propuesta, con sentido de responsabilidad. Por ello nos atrevimos a proponer, para el debate, la fórmula usada por Alemania al derribarse el Muro de Berlín, para homologar en progreso y productividad, el lado ex comunista a los avances del mundo libre: creando el Fondo Fiduciario Nacional, que incorporó a todos los germanos y a la iniciativa privada mundial al reto impuesto por la realidad. Hoy Alemania es una sola. No hubo un estado patrono, ni gobierno empresario, sino desprendimiento, plataformas de confianza, creatividad, iniciativa, espíritu de cuerpo, propósito de país.
La mejor forma de honrar a Sucre Figarella es lograr los objetivos que él se planteó. El mismo propósito, con métodos distintos.
Américo De Grazia
Italia, 3 de Agosto del 2020.