El Ayuntamiento de París prepara con la Prefectura imponer la mascarilla en ciertas calles con mucho flujo de personas, como ya lo han hecho decenas de ciudades en Francia, pero ni el Gobierno ni los científicos que lo aconsejan son favorables a una obligación generalizada.
El presidente del consejo científico, Jean-François Delfraissy, explica que si bien recomiendan que se lleve mascarilla cuanto más mejor, a la hora de establecer obligaciones lo mejor es decidirlo localmente.
Delfraissy lo justifica por «sentido común»: «En los centros de algunas ciudades, el nivel de densidad hace imposible la distancia social, también en el exterior. Imponer la mascarilla es lógico. Por el contrario, en las zonas rurales donde te cruzas con mucha menos gente, los riesgos de contaminación son débiles. La mascarilla parece inútil».
Es decir, que esa es una decisión que se tiene que tomar a nivel local en función de las circunstancias particulares.
Así se entiende la demanda de la alcaldesa de París, Anne Hidalgo, a la Prefectura (delegación del Gobierno) para que se formalice la obligación, pero no en todas las calles, sino solo en ciertas áreas al aire libre por las que circula mucha gente.
La responsable municipal para la Salud, Anne Souyris, señala en declaraciones publicadas por «Le Parisien» que esa norma debe entrar en vigor en dos o tres días.
Debería afectar, en particular, a los muelles del río Sena o del canal Saint Martin donde se concentran muchas personas a mediodía o por la tarde para tomar un aperitivo u organizar un pícnic; también en los mercados al aire libre, en ciertos parques y jardines; en las calles más comerciales o en las proximidades de las estaciones de tren.
EFE