Cruz Roja cierra puesto en frontera franco-italiana y migrantes quedan librados a su suerte

Cruz Roja cierra puesto en frontera franco-italiana y migrantes quedan librados a su suerte

Inmigrantes en el campamento de la Cruz Roja Italiana en Ventimiglia. / MIGUEL MEDINA (AFP)

 

Las tiendas de campaña vacías es lo único que queda del campamento de tránsito administrado por la Cruz Roja desde hace cuatro años en la ciudad italiana de Ventimiglia, a pocos kilómetros de la frontera con Francia, y adonde los migrantes siguen llegando a pesar de todo.

Cerrado a los recién llegados durante el confinamiento, el campo no fue autorizado a reabrir. A fines de agosto, todo será desmontado: baños, duchas, dormitorios, etc.





“Es decisión de la prefectura, nosotros nos adaptamos”, indica la Cruz Roja italiana, mientras que decenas de personas provenientes de países en crisis acampan en distintos puntos de Ventimiglia (noreste de Italia): bajo sus puentes, en sus playas y en las orillas del río Roya, el único acceso al agua en medio del calor del verano.

Entre enero y julio las tentativas de pasar de Libia a Italia aumentaron un 91% comparado con el mismo período del año anterior, según el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados.

Soulaimen, de 20 años, duerme sobre los pequeñas piedras de la playa de Ventimiglia desde hace diez días con su bolsa de dormir como único refugio y las pastas de la ayuda católica italiana (Cáritas) como única comida.

Oriundo de Darfur, escenario de un largo conflicto interno en Sudán, intentó varias veces llegar a Francia y siempre terminó detenido y rechazado.

– “Por toda la ciudad” –

“Están por toda la ciudad, pidiendo dinero o cigarrillos”, señala Vittorio, un contador de 62 años, mientras pasea a su perro.

No se queja de los inmigrantes, pero el tema es políticamente explosivo. La derecha recuperó el ayuntamiento en 2019 y Matteo Salvini, líder de la Liga del Norte (extrema derecha), eligió a Ventimiglia y sus 25.000 habitantes para lanzar el martes su campaña para las elecciones regionales de septiembre.

“¡Amables sí, imbéciles no! ¡Primero los italianos, el resto del mundo después!”, clamó frente a decenas de personas. “Si quieren a los inmigrantes ilegales, llévenlos a sus casa”, dijo a los voluntarios y activistas que se acercaron para silbarlo.

“El campo de la Cruz Roja era fundamental”, se lamenta Maurizio Marmo, responsable de Cáritas. “Además de ser un lugar para dormir, comer, lavarse, había acceso a un médico cada mañana y un punto de información sobre el derecho de asilo”.

En la ciudad, ahora quedan solo dos baños químicos cerca de la estación para entre 150 y 200 migrantes en las calles, 400 según el ayuntamiento.

La semana pasada, París y Roma anunciaron la creación de una brigada franco-italiana que genera escepticismo. Se trata de un comando conjunto, pero, ¿para hacer qué si ambos países mantienen intereses distintos en materia de migración?

“Primero hay que llegar a un acuerdo con Francia y Europa y hacer un verdadero reparto humanitario. ¿Llegan 1.000? Los recibimos, los identificamos y los repartimos: 100 en Francia, 100 en Alemania”, dijo el alcalde de Ventimiglia, Gaetano Scullino.

Por el momento, ocurre lo opuesto, y el derecho de asilo es violado de manera regular del lado francés, denuncian las asociaciones humanitarias.

AFP