El alboroto del mucho ruido y pocas nueces, por @ArmandoMartini

El alboroto del mucho ruido y pocas nueces, por @ArmandoMartini

Armando Martini Pietri @ArmandoMartini

Y hay más de cien volando se gastaron alas y el pico nunca salió del todo. Volando en círculos, ni pica ni hace nido. Habla con el mundo, como el graznido de las guacharacas, pero no acuerda con nadie. Los interlocutores se incomodan y fastidian, mucho ruido al comienzo, pocas nueces al final. Y la usurpación repetitiva, molesta, siempre con alharaca y ningún resultado. Venezuela ha sido defraudada, engaña; existimos con seductora alucinación. Lo que pensamos verdad es embuste.

Se convierten en simples fardos que cada día causan extenuación cargar. Hay liderazgos y poderes de mayor o menor fuerza en el chavismo que llevan décadas sin resultados, y en la oposición, años prometiendo sin cumplir. Llegó el tedio, el escepticismo.

A casi dos años de insurgir expectativas por la libertad, democracia y recuperación tantas veces ofrecidas, ha quedado reducido al silencio y falta de acción. Quien pareció líder, demostró no serlo. El castrismo venezolano ha logrado reconducir la atención, con o sin elecciones parlamentarias.  

El heredero pierde la revolución, el encargado la oportunidad. Unos quieren elecciones para argumentar legitimación ciudadana, otros no desean ejercer el derecho al voto, conscientes de la estafa; para algunos el poder les queda grande, a los demás la oposición asfixia.

El interinato platica, pero no toma decisiones, la usurpación conversa sólo con los apestados del mundo. Y los que toman decisiones en el planeta pierden emoción y esperan cobrar sus cuantiosas acreencias. Pero ¿cómo puede pagarles quien no produce nada ni propicia la producción excepto para sostenerse precario y llenarse los bolsillos?

El país entregó confianza plena cuando se juramentó y montó en el techo de una camioneta para prometer fortaleza y triunfo, a Maduro la herencia para consolidar revolución y bienestar. Ambos vieron pajaritos y en eso se quedaron, dos años después no hay resultados.

Muchas cosas cambiarán quieran o no. Habrá nuevo Presidente en Estados Unidos, Donald Trump, frontal y anti socialista, sea Joe Biden ambiguo; para uno y otro la Venezuela castro-madurista será un incordio a resolver. El republicano profundará sanciones que ahogan al régimen, el demócrata, flexibilizará y dialogará.

Con la Asamblea Nacional controlada por el castrismo, se desatará el cómplice y complejo proceso de elecciones para gobernadores, alcaldes y concejales. Y para sectores colaboracionistas hay migajas y espacios por discutir, pactar, tú me apoyas aquí yo lo haré allá, simulando acuerdos por realidades locales, no por elucubraciones en Caracas.

Los partidos del G4 -tres, expropiados-, y el filósofo zuliano se mantiene agazapado con calculador silencio, pierden vigor, hay los pequeños y medianos que pueden aliarse o enfrentarse en todo el territorio nacional de acuerdo a escenarios concretos que pueden o no coincidir con lo que hablan dirigentes en la capital, algunos de los cuales ya tienen sus propias vías de comunicación con los prestamistas y poderosos del mundo. Cuba e Irán tienen poco que aportar, ambos gobernados por ancianos gruñones y agotados.

Hay conversaciones, anhelos, cálculos, cuentas, análisis bajo cuerda, no existe institucionalidad, hay dos redes internacionales paralelas que se rechazan; la de los embajadores de la usurpación, que siguen representando frente a los gobiernos, y los representantes designados encargados, escuchados, pero sin vigor formal. Han sido dos años con grandes perspectivas y pocos resultados, excepto el coronavirus que no importa si es chino o estadounidense, ha encuarentenado las pequeñas esperanzas que aún se mantenían.

Si los diversos partidos opositores, pequeños y variados cercanos al oficialismo, los financiados por titiriteros, lo que sea esté haciendo el sargento con el restaurado zuliano, la Asamblea Nacional cambiará en unas elecciones que el oficialismo impone tratando de crear legitimidad que no tiene, y que la oposición rechaza, unos por principio, otros exigiendo formalismos, pero a sabiendas que el interinato queda en el aire.

En esas condiciones, cualquier acuerdo diferente es posible, hasta ahora sólo tenemos el convenio nacional e internacional de que el interino ni heredero están en nada, volando como pajaritos sin destino, excepto el regreso de Directv, del cual se pelean autoría. 

La oposición deberá devolver banderas, tras muy poco hacer, al comienzo de enero de 2021, sólo tendrá como novedad el coronavirus que el castro-madurismo tampoco pudo controlar más allá de palabras y unos hermanos que, dicen, están listos para actuar por su cuenta, aunque pocas han demostrado tener, cualquier arreglo es permisible, especialmente cuando la ciudadanía mezcla desesperanza con desestimulo y falta de perspectivas. Este guisado partícipe y encubridor es lo que explica que un país donde más de 85% de la población quiere cambiar el rumbo de la nación y sus instituciones, no pueda encontrar expresión, ni aglutinarse en torno a un liderazgo colectivo con un proyecto.

Habrá elecciones parlamentarias, ¿quién sabe? pero serán sólo entre el castro-madurismo y la oposición cómoda y colaboradora; todos contra todos con solitarios pactos públicos, secretos y voces alzadas.

@ArmandoMartini

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