La carne ahora será más difícil que esté en el menú de muchos venezolanos. Si hace un mes comprar proteína era un lujo, para muy pocos ahora se antoja casi imposible, pues en las últimas 72 horas el producto ha superado el millón de bolívares por kilogramo.
Osman Rojas D. || LA PRENSA DE LARA
Según pudo confirmar el equipo periodístico del diario LA PRENSA DE LARA, en la mayoría de frigoríficos de Barquisimeto el precio supera el millón de bolívares. En carnicerías pequeñas se consigue la proteína animal a precios que van desde los 750 a los 850; sin embargo, las personas aseguran tener miedo de comprar en estos lugares, pues en muchos sitios muelen la carne con grasa y pellejo lo que le da un toque amargo a la carne.
“Definitivamente hay que comprar verduras para hacer ensalada porque carne ya no se puede comer. Lo que da es tristeza ver la depreciación del salario en el mercado. Ayer, cuando fui a la carnicería, no podía creer que, un kilo de bistec, estaba en un millón 300 mil bolívares“, decía la señora Sonia Colmenárez, ama de casa residenciada en Barrio Unión.
Las personas aseguran que, ante este incremento masivo en el precio de la carne, muchos tendrán que empezar a comer granos. El pollo tampoco es una opción, pues el kilo congelado está por el orden de los 550 mil mientras que picado el producto puede costar hasta 680 mil bolívares.
“Hubo una época, no muy lejana, en la que se comía sardina, tocará volver a eso“, decía Colmenárez.
El aumento súbito en el precio de la carne radica en el coste que la res tiene a puerta de corral. Si el animal se compra en pie (vivo) se paga entre 170 y 180 mil bolívares mientras que en gancho (el animal ya muerto) el kilo supera los 300 mil.
“La carne se ajusta según la tarifa del dólar porque es la única forma de surtir”, explican en los frigoríficos.
El precio sube cada 15 días
El ajuste de la carne se está haciendo por quincena. Desde hace más de dos meses los dueños de frigoríficos han optado por subir el precio del producto de forma intersemanal. Algunos comerciantes aseguran que, las dificultades para conseguir el combustible complica los traslados y aumenta los costes mientras que otros responsabilizan al dólar por este fenómeno.