El avión del presidente de EE.UU., Donald Trump, casi fue golpeado por lo que parecía un pequeño drone cuando se acercaba a un aeropuerto cerca de Washington el domingo por la noche, según varias personas a bordo del Air Force One.
El dispositivo, que era amarillo y negro y tenía forma de cruz, estaba al lado derecho del avión. Fue visto por varios pasajeros en el avión poco antes de que aterrizara a las 17.54.
“Al descender, volamos al lado de un objeto pequeño, notoriamente cerca al avión del presidente. Parecía un drone, pero no soy experto”, comentó un periodista de la agencia AFP.
El Servicio Secreto y el Comando de Defensa Aeroespacial de América del Norte no respondieron de inmediato el lunes a las solicitudes para confirmar los informes del evento, mientras que la Administración Federal de Aviación remitió las preguntas sobre el asunto a la Fuerza Aérea.
Si bien ha sido notoriamente difícil verificar eventos tan fugaces, parece ser uno de los miles de incidentes de seguridad de este tipo que involucran drones en EEUU, los cuales han provocado llamadas por parte de las fuerzas del orden y las agencias de seguridad nacional para que se tomen mayores medidas para controlar su uso.
La mayoría de los drones civiles pesan solo unos pocos kilos y probablemente no podrían derribar un avión de pasajeros. Pero la investigación del gobierno sugiere que el daño podría ser mayor que el de un pájaro de tamaño similar, que podría romper el parabrisas de la cabina o dañar un motor.
Trump volaba en el 757 modificado de Boeing que se encuentra entre la flota de aviones conocidos como Air Force One cuando el presidente está a bordo.
La FAA recibe miles de informes al año en los que los drones vuelan demasiado cerca de otras aeronaves u operan en áreas restringidas. La mayoría de los informes provienen de pilotos.
Según las regulaciones federales actuales, los drones deben volar a la vista del operador y a no más de 400 pies (122 metros) sobre el suelo sin exenciones especiales. Si bien los modelos de drones más populares están equipados con software diseñado para evitar vuelos de mayor alcance, los incidentes continúan acumulándose, según los registros del gobierno.
Ha habido un puñado de casos en los que los drones realmente golpearon aviones, pero ninguno resultó en un accidente grave o lesiones, según datos de la Junta Nacional de Seguridad del Transporte (NTSB, por sus siglas en inglés).
Un drone aficionado que volaba ilegalmente cerca de la ciudad de Nueva York golpeó un helicóptero del ejército el 21 de septiembre de 2017, encontró la NTSB. El impacto dañó el helicóptero, pero pudo aterrizar con seguridad.
El mes pasado, la NTSB concluyó que un drone probablemente golpeó un helicóptero KABC-TV que volaba sobre el centro de Los Ángeles el 4 de diciembre.
Los avistamientos de drones ocasionalmente han interrumpido las operaciones en los principales aeropuertos, como cuando pilotos que se acercaban al Aeropuerto Internacional Newark Liberty informaron que casi chocan con un pequeño dron en enero de 2019.
La FAA espera dar a conocer las regulaciones que requieren que los drones civiles transmitan su ubicación e identidad para fin de año. El nuevo requisito está diseñado para ayudar a prevenir que los dispositivos sean utilizados por terroristas y reducir los riesgos que representan para los aviones tradicionales.