Joshua Philipp: Orwell explica cómo los socialistas manipulan el lenguaje para cambiar la historia

Joshua Philipp: Orwell explica cómo los socialistas manipulan el lenguaje para cambiar la historia

Un mural que representa al novelista británico George Orwell con la frase “La libertad es el derecho a decir a la gente lo que no quiere oír”, en Belgrado, el 8 de mayo de 2018. (Oliver Bunic/AFP/Getty Images)

 

George Orwell escribió que al alterar del pasado y describir cualquier recuerdo de la historia como algo malo, los regímenes socialistas pueden hacer que textos clásicos como la Declaración de Independencia de Estados Unidos sean incomprensibles en su contexto original. La gente sería incapaz de entender las intenciones originales detrás de los textos.

Y como para demostrar lo cerca que está la sociedad actual de lo que Orwell advirtió, la Declaración de Independencia acaba de ser incriminada de esta manera. Bajo las nuevas ideas de “discurso de odio”, los censores de Facebook catalogaron a la Declaración de Independencia como contenido con lenguaje ofensivo.

Para demostrar la magnitud de la ironía, veamos lo que Orwell predijo en su novela “1984”:

“En la práctica, esto significaba que ningún libro escrito antes de aproximadamente 1960 podía ser traducido en su totalidad. La literatura prerrevolucionaria solo podía ser sometida a una traducción ideológica, es decir, a la alteración del sentido además del lenguaje. Tomemos por ejemplo el conocido fragmento de la Declaración de Independencia”.

Orwell luego cita el pasaje: “Sostenemos como evidentes estas verdades: que todos los hombres son creados iguales, que son dotados por su Creador de ciertos derechos inalienables, que entre ellos están la vida, la libertad y la búsqueda de la felicidad”.

“Que para garantizar estos derechos se instituyen entre los hombres los gobiernos, que derivan sus poderes legítimos del consentimiento de los gobernados”.

Con esa declaración, los Padres Fundadores de Estados Unidos describieron las verdades que ellos creían eran evidentes: que los derechos de los hombres –y la igualdad de oportunidades en el mundo– son otorgados a los hombres por su Creador divino. Y que entre estos derechos naturales se encuentran el derecho a vivir, el derecho a la libertad y el derecho a buscar la felicidad.

Los Padres Fundadores afirman que los hombres instituyen el gobierno para asegurar estos derechos naturales, y que el gobierno deriva su poder del consentimiento de aquellos a quienes gobierna. Este concepto, en sí mismo, va en contra de la trinidad totalitaria del socialismo, fascismo y comunismo que se apoderó del mundo en el siglo XX.

La subversión del totalitarismo

Bajo estos modernos sistemas totalitarios, el gobierno otorga al pueblo sus derechos, y no al revés. En estos sistemas, no hay derechos naturales, no hay creador más allá de las sedes del gobierno; la felicidad está en el dinero y en la indulgencia inmoral, más que en la virtud; y el hombre promedio es considerado demasiado necio como para recibir el derecho a la libertad.

Orwell lo vio venir. Su régimen totalitario ficticio era específicamente un régimen socialista, como “Socing” siendo el acrónimo de “Socialismo inglés”.

Orwell continúa citando la Declaración de Independencia, señalando la siguiente frase: “Que cuando cualquier forma de gobierno se vuelve destructiva para esos fines, el pueblo tiene el derecho de reformarla o abolirla e instituir un nuevo gobierno”.

En otras palabras, si un régimen se opone a los derechos naturales que describe, y va en contra de la idea de que el gobierno surge del “consentimiento de los gobernados”, específicamente para defender estos derechos naturales, entonces el pueblo de ese país tiene el derecho de cambiar o abolir ese gobierno, y construir uno nuevo.

Aplicando esa idea, ninguno de los regímenes totalitarios del siglo XX podría durar mucho tiempo.

Neolengua

Entendiendo esto, Orwell imaginó cómo un régimen socialista trataría con tales valores subversivos. La respuesta de Orwell fue la idea de un lenguaje alterado por el gobierno y un sistema de valores distorsionado que podría alterar la forma en que la gente interpreta la información. Y esto tampoco es pura ficción, ya que manipular la forma en que la gente interpreta la información es el objetivo de la guerra psicológica.

Orwell llamó a esta forma de lenguaje alterado y al método de manipular la percepción como “Neolengua”.

Para ilustrar cómo funciona este sistema, Orwell explicó cómo sería aplicado por el socialismo para alterar la forma en que la gente interpreta la Declaración de Independencia. Dijo que con un documento como este, los conceptos mismos tendrían que ser considerados como criminales, y “una traducción completa solo podría ser una traducción ideológica, por lo que las palabras de Jefferson se convertirían en un panegírico sobre el gobierno absoluto”.

Explicó que la frase “todos los hombres son creados iguales” podría ser una frase utilizada por el régimen, pero que la cambiaría por “todos los hombres son iguales”, y su significado se interpretaría de manera diferente para expresar una “verdad palpable” como la idea de que “todos los hombres son de igual tamaño, peso o fuerza”.

De la misma manera, en nuestros sistemas modernos, el significado de “todos los hombres son creados iguales” cambió. Algunos lo interpretan a través de la lente de las políticas de identidad, que las supuestas diferencias en la igualdad entre las razas deben ser resueltas por un gobierno tirano para producir resultados iguales. En lugar de tener la misma oportunidad en la vida, los totalitarios modernos creen que la igualdad debe imponerse para que cualquier esfuerzo conduzca al mismo resultado igualitario.

Esto, por supuesto, se desvía de la idea de que la gente es “creada” en igualdad de condiciones por lo divino, y que un gobierno no debe inhibir la libertad, el ser libre o la “búsqueda de la felicidad” de un individuo o grupo, especialmente no a través de la ingeniería social de masas que clasificaría y regularía a la gente por raza.

Negroblanco

Hoy en día otros tratan de desacreditar la Declaración de Independencia atacando la legitimidad de los Padres Fundadores y del sistema de gobierno que crearon para Estados Unidos.

Esto se basa en la idea de criticar el pasado, por lo general a través de una lente de percepción que ha sido alterada por la política socialista. La principal herramienta utilizada para esto en el ámbito académico socialista moderno es la “teoría crítica”, que enseña a los estudiantes a interpretar toda la historia a través de la lente marxista de la supuesta lucha entre el “opresor” y el “oprimido”.

Bajo esta perspectiva marxista, los Padres Fundadores se convierten en los “oprimidos” que luchan contra los “opresores” en Gran Bretaña, convirtiéndolos en figuras revolucionarias comunistas a los ojos de las personas adoctrinadas por esta ideología. También se convierten en los “opresores” cuando tenían esclavos, desacreditando así cualquiera de sus acciones o declaraciones a los ojos de las personas que utilizan este sistema de lógica. A través de este sistema, las percepciones de los Padres Fundadores pueden ser utilizadas de diferentes maneras, según las demandas del interés político.

Orwell también explicó cómo funcionaría esto. Llamó a este concepto “Negroblanco”. Escribió: “Como tantas otras palabras de la Neolengua, esta palabra tiene dos significados mutuamente contradictorios”. Aplicado a un enemigo “significa el hábito de afirmar descaradamente que lo negro es blanco, en contradicción con los hechos obvios”, y cuando se aplica a un miembro del Partido, “significa una voluntad leal de decir que lo negro es blanco cuando la disciplina del Partido así lo exige”.

En otras palabras, significa que la gente puede decir que algo es malo cuando se ajusta a sus intereses ideológicos. Y decir que la misma cosa es algo bueno cuando se ajusta a sus intereses ideológicos. La percepción de lo correcto y lo incorrecto ya no está basado en un sistema de valores establecido, sino en lo que la política socialista exija en ese momento.

Este concepto está en el corazón del doble estándar actual de la política socialista, donde algo es bueno o perdonable si lo hace su propio bando, pero malo y digno de un ataque constante si lo hacen sus oponentes. Sin embargo, como explicó Orwell, no es un sistema consciente del doble estándar, sino una creencia interiorizada: “Significa también la capacidad de CREER que lo negro es blanco, y aún más, de SABER que lo negro es blanco, y de olvidar que uno alguna vez creyó lo contrario”.

Doblepensar

“Esto exige una alteración continua del pasado, hecha posible por el sistema de pensamiento que realmente abarca todo lo demás, y que en la Neolengua se conoce como Doblepensar”, escribió Orwell.

Y Orwell explica que alterar la percepción del pasado es una parte importante de la tiranía socialista. Sin un conocimiento adecuado del pasado, la gente tolera más sus condiciones actuales, “en parte porque no tiene estándares de comparación”.

Como medio de control bajo el socialismo, el ciudadano debe “creer que está mejor que sus antepasados y que el nivel medio de comodidad material aumenta constantemente”,explicó Orwell. “Pero por lejos la razón más importante para el reajuste del pasado es la necesidad de salvaguardar la infalibilidad del Partido”.

“La mutabilidad del pasado es el principio central de Socing”, escribió. “Se argumenta que los acontecimientos pasados no tienen existencia objetiva, sino que sobreviven solo en los registros escritos y en la memoria humana. El pasado es lo que sea que concuerdan los registros y los recuerdos”.

“Y puesto que el Partido tiene el control total de todos los registros y de igual manera el control total de la mente de sus miembros, se deduce que el pasado es lo que sea que el Partido decida”.


Joshua Philipp es periodista de investigación y editor senior de The Epoch Times. Es un reconocido experto en guerra sin restricciones, guerra híbrida asimétrica, subversión y perspectivas históricas sobre los problemas actuales.

Este artículo fue publicado originalmente en La Gran Época el 3 de julio d 2019

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